Regadío y medioambiente

  • El regadío ha generado un paisaje característico, aportando directamente, mediante sus cultivos, frondosidad, presencia de agua y variedad estacional como contrapunto al paisaje de secano alternativo e, indirectamente, diversidad y riqueza, al permitir el asentamiento de hábitats propios de ambientes húmedos en zonas templadas y áridas, donde, de otra forma, nunca se hubiesen desarrollado.

    Muchos de estos espacios artificiales en origen se han trasformado hoy en día en espacios naturales protegidos por los valores ambientales que han sido capaces de generar y mantener y cuya permanencia dependerá en gran medida de la permanencia de la actividad que los creó.

    España cuenta con una superficie de regadío de alrededor de 3,4 millones de hectáreas, lo que representa en torno al 7% de la superficie del territorio nacional y 14 % de su superficie agraria útil. Las zonas regables no se reparten de manera uniforme por todo el territorio, ya que las transformaciones en regadío, se realizaron lógicamente en función de la disponibilidad de recursos hídricos, principalmente en tierras llanas cercanas a los grandes ríos o sobre acuíferos importantes.

    No obstante, el regadío se distribuye por la práctica totalidad del territorio nacional, con algunas salvedades ubicadas mayoritariamente en la cornisa cantábrica. De esta forma, hablar en términos generales del contexto ambiental del regadío es hablar del contexto ambiental del país en su conjunto.

     

  • Red Natura y Biodiversidad

    La posición geográfica de España y las diversidades orográfica y climática la convierten en uno de los países europeos con mayor diversidad biológica. La  Red Natura 2000, uno de los instrumentos básicos de la Unión Europea para la conservación de la diversidad biológica, cubre algo más de una cuarta parte  del país y supone casi el 19% del total europeo. Prácticamente el 90% de la Red Natura 2000 española se ubica en municipios rurales, tal y como son  definidos por la Ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural; en definitiva, el medio rural contiene la práctica totalidad del patrimonio natural de nuestro  país.

    Aparte de las zonas acuáticas (de agua marina o dulce) y las zonas rocosas de alta montaña, gran parte de los hábitats de la Red Natura 2000 se sitúan en  zonas  agrarias, casi un 13%. Estas zonas son, en gran medida, seminaturales, creadas y mantenidas por la actividad humana. En muchos casos estas  zonas desaparecerían si las labores agrícolas cesaran.

    En España hay 12 millones de hectáreas declaradas LIC y más de 9,5 millones de hectáreas declaradas ZEPA, abarcando la Red Natura 2000 un total de  14,15 millones de hectáreas según datos del Instituto Nacional de Estadística para el año 2007. Por lo que la superficie incluida en la Red Natura supone casi el 27% de la superficie total del país; esta cifra hace merecedora a España de ser el país europeo que mayor superficie aporta a la Red Natura 2000,con una diversidad de ambientes también muy acusada, presente en todas las Comunidades Autónomas.

    Red natura y biodiversidad

    Reconociendo el papel del hombre en el mantenimiento de la biodiversidad con un adecuado manejo de ciertos ecosistemas muy abundantes y extensos en  nuestro país (por ejemplo, alrededor del 20% de la Red Natura 2000 en España son dehesas, un ecosistema paradigmático de esta relación entre  biodiversidad y manejo del ecosistema), existe un importante incentivo social —una vez establecido el objetivo de conservar la biodiversidad— para que se  mantengan prácticas agrícolas, ganaderas y forestales sin las cuales es imposible conservar esos ecosistemas. La traslación de este incentivo social a los  gestores del territorio se convierte en ineludible si se aspira a conseguir el objetivo de conservación de la diversidad biológica, por lo que, de efectuarse esa  traslación, agricultores, ganaderos y propietarios forestales percibirían beneficios de la política de conservación de la Naturaleza.

    La legislación española define cinco tipos básicos de espacios naturales protegidos — Parques, Reservas Naturales, Áreas Marinas Protegidas, Monumentos Naturales y Paisajes Protegidos.

    España posee 6,2 millones de hectáreas de superficie protegida, casi 6 millones de las cuales —5.952.226 hectáreas— son superficie terrestre, lo que  supone casi un 12% de su territorio, una cifra en línea con la superficie de Europa bajo algún tipo de protección —12,7%—. Andalucía es la Comunidad  Autónoma que más superficie aporta, seguida de Cataluña y, a mayor distancia, de Castilla y León. Las islas Canarias poseen casi la mitad de su territorio  bajo alguna figura de protección (42,6%); La Rioja, Cataluña y Cantabria poseen alrededor de un 30% de su territorio protegido.

    Esta superficie protegida se reparte en 1.456 espacios —sin tener en cuenta las áreas designadas para la Red Natura 2000, que no son en sentido estricto  espacios naturales protegidos—, de los cuales más del 50% son Parques Naturales o figuras similares —Parque Regional, Parque Rural, Plan Especial de  Protección, Reserva de la Biosfera de Urdaibai (declarada por Ley)—.

    Otra de las características de la diversidad biológica en España es la existencia de un elevado número de especies endémicas en su territorio. Un 11% de  las especies de vertebrados presentes en España son endémicos, concentrados de forma mayoritaria en Castilla y León y Castilla-La Mancha, aunque al  tener en cuenta la superficie de la Comunidad Autónoma son la Comunidad de Madrid, Cantabria, La Rioja y País Vasco las que se colocan a la cabeza en  este ratio. Gran parte de los endemismos de vertebrados en España se refieren a especies de peces de aguas continentales; el Principado de Asturias y  Galicia destacan por la proporción de anfibios endémicos, mientras que en los archipiélagos son los reptiles el grupo de especies autóctonas  másnumeroso.

  • Agua

    La disponibilidad de los recursos hídricos depende de dos componentes básicas: los factores climáticos (precipitación, evapotranspiración, temperatura, etc.) y el uso y gestión que se haga de los propios recursos (demanda urbana, agrícola e industrial, estacionalidad de los consumos, etc.). Un aspecto  complementario a esta disponibilidad sería la calidad de los recursos hídricos, indicador principal en el análisis de la sostenibilidad del sistema de gestión  desde el punto de vista de la disponibilidad del recurso hídrico, ya que es la que garantiza, cuando existe, su uso.

    Salvo en la zona norte del país, los ríos españoles se caracterizan por tener poco caudal debido a las escasas precipitaciones durante largos periodos de  tiempo de forma destacable en las cuencas de la zona sur y sudeste. Por otra parte, mientras que la ocupación de los embalses en la cuenca atlántica  ronda, en el peor de los casos, el 60% en los últimos diez años, este mismo porcentaje apenas supera el 40-45% en la cuenca mediterránea, salvo en la  cuenca del río Ebro.

    Respecto a las aguas subterráneas, según datos del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), existen en nuestro país, excluidas las islas Canarias,  que constituyen un gran acuífero volcánico, algo más de mil acuíferos, que ocupan casi la mitad de la superficie del país y proporcionan entre veinte y  treinta mil millones de metros cúbicos anuales de agua. Se trata de una fuente cada vez más relevante de recursos hídricos en ciertas zonas y/o en ciertos  períodos de tiempo. El 30% de las masas de agua se encuentra en riesgo en términos cuantitativos, es decir, el nivel piezométrico de la masa de agua  subterránea es tal que la tasa media de extracción a largo plazo rebasa los recursos disponibles de aguas subterráneas.

    Encuesta del Uso del Agua 2009

    Fuente: Encuesta sobre el Uso del Agua en el Sector Agrario. 2009  

    Los retos asociados a la disponibilidad de agua a los que la sociedad española ha de enfrentarse no parecen tener tanta relación con las infraestructuras de  almacenamiento de agua como con el uso del agua propiamente dicho. Casi el 70% de la demanda de agua se asocia al riego que, por otra parte, se  concentra en ciertas zonas del interior peninsular y, especialmente, en la costa levantina, todas ellas en Demarcaciones Hidrográficas que no se sitúan en la  denominada España húmeda. 

  • Suelo

    La agricultura tiene un peso muy importante en lo referente a la cobertura del suelo en España, donde predomina el paisaje rural, con casi un 50%  de superficie agrícola. El 63% del total de la superficie agrícola corresponde a tierras de labor, localizadas principalmente en las dos grandes depresiones del  Ebro y del Guadalquivir y en las llanuras de ambas mesetas, a cultivos permanentes, principalmente en el sur peninsular, costa mediterránea y cuenca del  Ebro, y a cultivos anuales asociados con cultivos permanentes. Un segundo grupo de actividades agrícolas ocupan el restante 37% de la superficie agrícola;  es el caso de las praderas, mosaico de cultivos, terrenos principalmente agrícolas pero con importantes espacios de vegetación y sistemas agroforestales.

      suelo

    Fuente: ISA

    Las zonas forestales con vegetación natural y espacios abiertos también cubren una parte importante del territorio (47,1%). El resto del territorio se distribuye  entre superficies artificiales (2,1%) y zonas húmedas y superficies de agua (0,9%), en la que los embalses contribuyen de forma significativa.

  • Paisaje

    La característica más importante de los paisajes españoles, tanto de los espacios humanizados como de los espacios naturales, es su diversidad. Esto se  debe fundamentalmente a su relieve marcado y diferenciado y a las gradaciones climáticas cruzadas. Además, en los espacios rurales, es destacable el  usohistórico intenso y generalizado del territorio que imprime aún mayor diversidad al paisaje.

    Existen diversos paisajes o ecosistemas agro-silvo-pastorales de marcado carácter rural que conviven con el regadío y que poseen un excepcional valor  ambiental; los ríos y riberas y los humedales.

    Ríos y riberas:   los ríos y sus riberas asociadas, como ecosistemas dependientes del agua, son de gran importancia en el medio natural español. Los  márgenes fluviales albergan una importante biodiversidad, sobre todo si se encuentran en un estado óptimo de conservación; su vegetación evita la acción  corrosiva del agua, permite mantener la temperatura, sirve de cobijo a numerosas especies animales, etc. No obstante, la acción del hombre juega un  importante papel en la modificación del equilibrio de estos ecosistemas.

    Un tipo específico de riberas, muy frecuente en España, son las galerías y los matorrales ribereños termomediterráneos. Este hábitat, predominante en  climas cálidos, especialmente en riberas y ramblas del sur y este peninsular, y en Baleares, Canarias y Ceuta, se ha declarado de interés comunitario  dentro de la Red Natura 2000.

    Finalmente, se trata de un ecosistema de reconocida debilidad, por lo que, debido al importante impacto ejercido por la acción del hombre sobre ellos, las  Administraciones Públicas se han visto obligadas a la implantación de acciones de restauración de las zonas más devastadas para la devolución de las  mismas al estado original; con tal objetivo, surge la  Estrategia Nacional de Restauración de Ríos.

    Humedales : los humedales españoles se distribuyen a lo largo de toda la geografía nacional, aunque destaca la elevada presencia de humedales pequeños en  zonas de interior y, por el contrario, son escasos y de gran tamaño en zonas costeras.

    En algún caso, la existencia de humedales se debe a la pervivencia del regadío, ya que su formación proviene de acumulación de agua sobrante de riego o  de drenaje natural del terreno hacia zonas del suelo con elevado nivel freático.

  • Geodiversidad

    La protección del patrimonio geológico es importante por diversas razones ya que los mismos argumentos que sirven para defender la biodiversidad pueden  utilizarse en este caso para la geodiversidad. Su valor ecológico y económico es evidente: además de ser el hogar de todos los seres vivos, constituye una  fuente de recursos naturales claves para el desarrollo de las actividades humanas.

    La geodiversidad española es, según los expertos del IGME, una de las más importantes de Europa. En el pequeño espacio de su geografía, tanto  peninsular como insular, destaca una gran variedad de elementos geomorfológicos, estructuras tectónicas y yacimientos de casi todas las tipologías y  periodos geológicos.

    Más allá del aspecto ambiental, existen actuaciones relacionadas con el mantenimiento del patrimonio histórico y cultural, como la conservación de zonas  agrícolas tradicionales, que adquieren una función adicional al mostrar la actividad agrícola como una actividad económica vertebradora de las  características socioeconómicas de la población; estas actividades alternativas pueden ir asociadas a trabajos de conservación del patrimonio geológico.