Cuando las pilas, los acumuladores y baterías llegan al final de su vida útil deben gestionarse adecuadamente, por dos razones principales:
En la composición de las pilas, acumuladores y baterías hay metales como cadmio, níquel, cobalto, litio, plomo, mercurio, manganeso, etc. y elementos como el grafito, procedentes de recursos finitos y, algunos de ellos, escasos en Europa. En concreto, el cobalto, litio, carbón de coque y el grafico natural (componentes de las baterías para vehículos eléctricos y para almacenamiento de energía) han sido identificados como materias primas fundamentales por la Comisión Europea. Por tanto, para la fabricación de pilas y acumuladores hay que importar materias primas de terceros países, con el consiguiente impacto ambiental, en algunos casos sin garantías suficientes sobre la ética y sostenibilidad en su extracción, y con el coste adicional.
En línea con la Estrategia Española de Economía Circular y el I Plan de Acción de Economía Circular, que a su vez se alinean con los objetivos de la Estrategia y Planes europeos de circularidad, el Pacto Verde Europeo y la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, la recuperación de las materias valiosas contenidas en las pilas, acumuladores y baterías al final de su vida útil y la obtención de materias primas secundarias hace que los materiales y recursos se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible, reduciendo la necesidad de materias primas vírgenes. De esta forma se consigue una economía más sostenible y eficiente en el uso de los recursos naturales.
La estrategia española establece unas orientaciones estratégicas y se marca el objetivo de reducir, antes de 2030, el 30% el consumo nacional de materiales en relación con el PIB (tomando como referencia el 2010). Para lograrlo se están poniendo en marcha diversas medidas para los ejes de actuación definidos. Las medidas relacionadas con la gestión de los residuos de pilas y acumuladores se resumen en:
Por otro lado, la mayor parte de los residuos de pilas y acumuladores están clasificados como residuos peligrosos, por su contenido en metales pesados como el mercurio, el cadmio o el plomo, que son potencialmente peligrosos para la salud y el medio ambiente (la mayoría de los metales pesados son bioacumulativos y pasan de un organismo a otro a través de la cadena alimentaria). Si las pilas o acumuladores se depositan en el medio de forma incontrolada, el agua de lluvia puede arrastrar los metales hacia las aguas subterráneas, los ríos y el mar y los seres vivos se pueden ver afectados. Por tanto, es obligatorio el tratamiento de las pilas, acumuladores y baterías por gestores autorizados, prohibiéndose su eliminación junto a otros residuos, ya sean de origen doméstico o industriales.
La gestión de los residuos de pilas y acumuladores está regulada en la Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados y en el Real Decreto 106/2008, de 1 de febrero, sobre pilas y acumuladores y la gestión de sus residuos, en los que se establece una jerarquía de gestión de residuos, maximizándose la prevención y reduciendo al mínimo la eliminación. En este sentido, en el Real Decreto se prohíbe la eliminación de los residuos de pilas, acumuladores y baterías mezclados con los residuos domésticos y la incineración y la eliminación en vertederos de residuos de pilas y acumuladores industriales y de automoción.
Jerarquía de gestión de residuos
La prevención de la generación de residuos está manos de los productores, de los usuarios y de las instalaciones de recogida que separan los residuos que puedan ser acondicionadas para la adaptación para otro uso (repurposing). Una vez que las pilas y acumuladores han llegado al final de su vida útil y el poseedor las deseche o tenga la intención u obligación de desecharlas se convierten en residuos y deben ser gestionadas como tal.
Los productores de pilas, acumuladores y baterías, en aplicación de la responsabilidad ampliada del productor, están obligados a hacerse cargo de la recogida y gestión de las cantidades y tipos de pilas, acumuladores y baterías usados que haya puesto en el mercado, para su venta al usuario final en territorio español, cualquiera que haya sido la modalidad de venta, ya sea directa, electrónica, por correo o automática.
Las etapas de la gestión de los residuos de pilas y acumuladores se resumen en el siguiente esquema:
En el Capítulo IV del Real decreto 106/2008 se establecen requisitos específicos para la recogida, tratamiento y reciclaje de los residuos de pilas, acumuladores y baterías, según sean portátiles, industriales o de automoción.
Los residuos recogidos selectivamente se trasladan a centros de clasificación y almacenamiento temporal previo a su transporte a las plantas especializadas donde reciben un tratamiento específico según el tipo de residuos de pilas, acumuladores y baterías.
El transporte de los residuos entre los puntos de tratamiento y demás instalaciones de gestión lo realizarán transportistas autorizados y debe cumplir con la normativa correspondiente, según se trate de traslados en el interior del territorio del Estado o de traslados transfronterizos. Encontrará más información en el siguiente enlace.
Las empresas o entidades que realicen operaciones de clasificación, almacenamiento, tratamiento y eliminación se someterán al régimen de autorización y comunicación establecido en la Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados. Se exceptúan los puntos de recogida selectiva, públicos o privados, que se limiten a recibir en sus establecimientos las pilas, acumuladores o baterías usados para su entrega a un gestor.