¿Dónde está el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici?
Situado en el alto Pirineo de Lleida entre las comarcas del Pallars Sobirá y la Alta Ribagorça
Un paraíso de cumbres, valles y estanys
Situado entre los ríos Noguera Pallaresa y Noguera Ribagorzana, el Parque se compone de dos valles opuestos por sus cabeceras: el de Sant Nicolau, orientado hacia el oeste, al cual se accede desde el pueblo de Boí, y el del l’Escrita, orientado al este, con centro en Espot. Las cabeceras de ambos valles se unen en el Portarró d’Espot, un collado de 2.423 m de altitud. La cima más elevada es el pico del Comaloforno, con sus 3.033 m, pero el más conocido y símbolo del Parque es el macizo de Els Encantats, dos inmensas moles que se elevan hasta los 2.747 m frente al estany de Sant Maurici. Las aigüestortes que se encuentran en el valle de Sant Nicolau son de gran extensión y constituyen un lugar paradigmático dentro del Parque, tanto es así que han dado nombre al Parque Nacional.
Un modelado glaciar
El impresionante relieve de granitos y pizarras del Parque se formó hace unos doscientos millones de años, emergiendo del fondo del mar que cubría estas tierras. Durante diversos períodos glaciares, grandes masas de hielo ocuparon todos estos valles, erosionando el paisaje y dándole el aspecto que tiene hoy en día. Este paisaje se caracteriza por los circos glaciares, los valles con forma de "U", algunos de ellos colgados y otros escalonados, y por los más de doscientos estanys. Algunos de estos estanys han sufrido un proceso de colmatación, que ha provocado el desarrollo de prados llanos y siempre húmedos, donde las aguas de los ríos se dividen en numerosos meandros llamados "aigüestortes". Este Parque se trata sin duda de una de las mejores representaciones de la erosión glaciar del Cuaternario.
Más de doscientos lagos o estanys
Este Parque es la zona lacustre más importante de los Pirineos, por ello el agua es la principal protagonista, tanto por estar en él la mayor concentración de lagos pirenaicos como por los característicos meandros de alta montaña, tan típicos, que dan nombre al Parque Nacional. Este último fenómeno se da principalmente y alcanza su mayor belleza en dos de sus ríos, el Sant Nicolau, entre los lagos Llong y Llebreta, y el Aiguamòg. Los lagos o estanys son más de doscientos (272), entre grandes y pequeños, casi todos de origen glaciar pero muy variados por su situación, bien en los fondos de los valles principales, como el Sant Maurici, el Llong o el Llebreta, o bien en los altos fondos de circos glaciares como los de Mar, Rius, Monges, Mangades, Travessani, Negre, Contraix, Ratera, Redó, Gerber, Saboredo, etc. Los primeros suelen encontrarse alrededor de los 2.000 m, mientras que los segundos se encuentran a altitudes entre 2.200 y 2.500 m y están claramente ligados a la propia formación del circo glaciar.
Un hecho sorprendente es la gran concentración de estanys en algunas zonas determinadas. Destacamos el conjunto del circo de Colomèrs, en el valle de Aran, la zona lacustre de Cabdella, en el Pallars Jussà, con más de una treintena de estanys, y el valle de Peguera, en el Pallars Sobirà, con más de veinte.
Estanys, ríos y riachuelos
En este Parque Nacional existen más de doscientos estanys, de los cuales 150 son estanys propiamente dichos, y el resto son lagunas temporales que pueden secarse a finales de verano. En los estanys, aparte del zooplancton, viven la trucha común (Salmo trutta fario), la trucha arco-iris (Oncorhynchus mykiss) y el piscardo (Phoxinus phoxinus). Aquí abundan los anfibios, entre los que la rana bermeja (Rana temporaria) y el sapo común (Bufo bufo) son los más característicos. También os podréis encontrar al lución (Anguis fragilis) en lugares húmedos pero soleados, con abundante vegetación herbácea. Por último, no debemos olvidar al tritón pirenaico (Euproctus asper), estrella indiscutible de los torrentes y lagos del Parque.
En cuanto a las aves, es posible observar al mirlo de agua (Cinclus cinclus), que se zambulle dentro del agua para volver a salir unos metros más adelante, al cabo de unos segundos, y esporádicamente aparecen al ánade azulón (Anas platyrhynchos) y la garza real (Ardea cinerea). En los ríos y riachuelos vive el desmán de los Pirineos (Galemys pyrenaicus), aunque es dificil verlo debido a sus hábitos nocturnos, a su rareza y restringida área de distribucción, y la nutria (Lutra lutra), mamífero de costumbres nocturnas y crepusculares y de muy dificil observación. Asociados a los cursos de agua encontraréis a la lavandera blanca (Motacilla alba) y a la lavandera cascadeña (Motacilla cinera), entre otras aves.
Un clima condicionado por la altitud y el relieve
El clima del Parque Nacional es atlántico de alta montaña. Las precipitaciones suelen ser superiores a los 1.000 mm anuales, y en invierno suelen ser en forma de nieve. Las nevadas son especialmente frecuentes entre los meses de noviembre y abril. La temperatura media mensual en invierno oscila entre 0 y 5ºC, pero en la alta montaña es aún más baja, ya que, durante 4 ó 5 meses, la temperatura media mensual es inferior a 0ºC. El clima del Parque se encuentra muy condicionado por diversos factores, como la altitud, que oscila entre los 1.350 y los 3.033 m, y la diferente orientación de sus valles, que facilitan la existencia de un gran número de microclimas diferentes, con una mayor influencia oceánica en los valles abiertos al norte y al oeste, y mediterránea en los que miran al este o al sur. En las zonas altas el clima se uniformiza y las precipitaciones de agua o de nieve pueden llegar a ser del orden de los 1.500 mm anuales.
Al estar los dos valles principales orientados en dirección este-oeste, la diferencia de insolación es muy marcada entre la solana y la umbría, lo que afecta directamente al tipo de vegetación que se desarrolla en cada una de ellas.
Un paisaje de contrastes
El espectacular paisaje de este Parque Nacional está formado por una serie de elementos que se complementan de una manera casi perfecta, para dar lugar a un armonioso conjunto de frondosos bosques y verdes praderas, de ríos y de profundos estanys, de cascadas e inmaculados neveros, que sorprenden e impresionan al visitante de este privilegiado lugar de los Pirineos. Todos estos aspectos son más que suficientes para exigir su protección y conservación.