Las praderas de fanerógamas marinas en España están formadas por un conjunto de especies con una amplia distribución en todas nuestras aguas y que, a su vez, abarcan profundidades variables en función de sus requerimientos ecológicos, desde la orilla hasta cotas próximas a los 40 metros. Se encuentran asentadas sobre diversos sustratos de arenas, gravas, o incluso roca. Estas especies son Posidonia oceanica, Cymodocea nodosa, Zostera noltii (= Nanozostera noltii), Zostera marina, Halophila decipiens y Ruppia spp. (principalmente, dos especies: R. cirrhosa y R. maritima).
Posidonia oceanica presenta una distribución exclusivamente Mediterránea, al igual que Cymodocea nodosa (aunque ésta última está presente también en aguas de las islas Canarias del litoral sudatlántico), mientras que el género Zostera está presente en todas nuestras aguas, aunque restringida a enclaves protegidos como lagunas costeras o a desembocaduras de ríos. La especie Z. marina se encuentra únicamente en el litoral noratlántico y en un enclave en la costa gaditana. Las especies de Ruppia están presentes en ambientes muy someros, bien muy salinos o con muy poca salinidad, incluso en el interior, en ríos o ramblas con aguas con cierta salinidad. Halophila decipiens sólo está presente en el archipiélago canario.
Las praderas de angiospermas (o fanerógamas) marinas se encuentran entre los ecosistemas marinos más complejos y ricos del planeta. La importancia ecológica de estas praderas es muy elevada, desempeñando funciones de importancia para la pesca, como áreas de refugio y cría para muchas especies comerciales, son puntos calientes de biodiversidad. Adicionalmente, su papel es fundamental para aportar estabilidad a los sedimentos en el litoral en los que se asienta, tanto por la existencia de la propia pradera como por los depósitos de restos de hojas, raíces y tallos que llegan hasta las orillas (arribazones) fundamentales para evitar la erosión costera.
Estas especies de fanerógamas se encuentran actualmente en regresión en nuestras aguas, tanto por su fragilidad como por los diferentes factores de amenaza que les afectan tanto de manera directa (contaminación, destrucción mecánica por fondeos, etc.), como indirecta (ocupación y destrucción de su hábitat, cambio climático, especies invasoras, etc.).
Todas las especies de fanerógamas marinas presentes en España se encuentran incluidas en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, y dos de ellas (las poblaciones de Cymodocea nodosa y Zostera noltii presentes en las islas Canarias) han sido incorporadas a la categoría de “Vulnerable” del Catálogo Español de Especies Amenazadas (CEEA). Además, las praderas de Posidonia oceanica se incluyen como hábitat prioritario de interés comunitario dentro de la Directiva Hábitats, por lo que su conservación supone una responsabilidad adicional.
Desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico se identificó la necesidad de establecer unas directrices y recomendaciones consensuadas para la conservación y gestión de las fanerógamas marinas, que facilitasen la toma de decisiones basadas en la información científica más reciente, sin menoscabo de la normativa desarrollada por las comunidades autónomas en esta materia, a fin de asegurar la conservación de estas especies y de los hábitats que conforman.
El documento recoge las directrices y recomendaciones dirigidas a los siguientes aspectos:
El documento principal se apoya en once anexos, en los que se incluyen modelos de fichas de identificación de especies, situación actual de las fanerógamas y normativa, métodos para evaluación científico-técnica por especie, o gestión de arribazones, entre otras temáticas de interés para una correcta gestión y conservación de las fanerógamas marinas.