La existencia de una población ibérica de alondra de Dupont o alondra ricoti sólo se confirmó en la década de 1980. Sin embargo, a pesar de su tardío "redescubrimiento", aparece citada en algunos tratados de los naturalistas pioneros en el estudio de las aves ibéricas. Junto a las ya mencionadas citas en Portugal (Bocage, en Irby, 1895), diferentes autores (Arévalo Baca, Saunders, Irby, etc.) hacen referencia a varios ejemplares colectados en Málaga por Francisco de los Ríos a finales del siglo XIX, atribuidos a Certhilauda duponti, También con esta denominación la cita Reyes Prosper (1886), recogiendo la información de otros autores que la señalan como rara en Granada y accidental en la provincia de Gerona. En Segovia es citada a finales del siglo XIX por Castellarnau (1877). En Cataluña también existen registros antiguos que indican su presencia en diferentes localidades en las primeras décadas del siglo XX (Cordero, 1983; Maluquer, 1981; Segarra, en Gutiérrez et al., 1995).
Tras estas observaciones se abre un largo paréntesis sin apenas referencia a la especie. Bernis (1971) relata sus observaciones "durante sus años mozos" (sic) en la paramera de Cogolludo-Atienza (Guadalajara), dando a entender que es un ave sedentaria y no accidental, y menciona observaciones otoñales en Alcázar de San Juan (Ciudad Real) y en las cercanías de Segovia; estas últimas se realizaron en Torrecaballeros (Bernis, com. per.). En Tarragona Mestre (1969) observa a la especie en la playa de Torredembarra coincidiendo con un temporal.
No es hasta el año 1967 cuando, finalmente, se comprueba su reproducción en España a partir de un nido localizado en Huesca (Farré y Raventós, 1976). Tras esta cita, pasan varios años sin apenas nuevos datos, hasta que, coincidiendo con el creciente interés que comenzaban a despertar las aves esteparias, Suárez et al. (1982) confirman la existencia de una población nidificante de alondra de Dupont en España, con un área de distribución considerablemente más amplia de lo que hasta entonces se conocía. Esta publicación, junto a la casi simultanea de Aragües y Herranz (1983), que hace referencia a la situación en el Valle del Ebro, incrementó de forma considerable el interés por la especie, que se tradujo en nuevas citas y observaciones, que aparecen reseñadas principalmente en el "Noticiario Ornitológico" de la revista Ardeola.
Con todo, no deja de ser un ave escasa y localizada, cuya situación ya en esos años comenzaba a resultar preocupante por la rápida desaparición de algunas poblaciones (Aragües y Lucientes, 1980). Como consecuencia de ello, la Comisión de las Comunidades Europeas (Unión Europea) financió un estudio (Garza y Suárez, 1988) para definir el área de distribución y el tamaño de la población española, con cargo al Programa "Medidas Urgentes para Especies Amenazadas". Los resultados de este primer estudio monográfico sobre la especie en todo el territorio español (Suárez y Garza, 1989; Garza y Suárez, 1990) permitieron estimar el tamaño de la población y su área de distribución, que se ha ido precisando con nuevas citas y publicaciones aparecidas durante los últimos años.