El Parque Nacional de Timanfaya cuenta con un importante recurso cultural como son los cultivos agrícolas tradicionales, entre los que merece especial atención el cultivo de la higuera. Estos cultivos se asientan sobre propiedades particulares incluidas dentro del ámbito geográfico del Parque Nacional, y disponen de muros de piedra volcánica a modo de zocos que las protegen de los fuertes vientos dominantes.
La importancia de estos cultivos radica, por una parte, en el enorme valor histórico y cultural que este particular tipo de cultivo tiene, y por otra desde un punto de vista faunístico, por constituir el hábitat idóneo de diversas especies que casi exclusivamente se asocian con él, especialmente de la avifauna del Parque (tórtolas, perdiz moruna, etc.). Las zonas en que aparece esta unidad ambiental son los alrededores de Montaña Tremesana, María Hernández y Pedro Perico al sur, y la zona de Miraderos al este, con una superficie aproximada del 5% del Parque.
Estos cultivos estaban abandonados por parte de sus dueños, los cuales habían renunciado al cuidado de las higueras lo que suponía un riesgo para la pérdida de un recurso cultural y paisajístico único en el Parque Nacional, ya que algunos de los zocos cuentan con unas características de construcción únicas en toda la isla.
Este abandono provocaba la decrepitud de la planta (Ficus carica) al no ser sometida a trabajos de poda y eliminación de las partes muertas, ni tampoco al laboreo de la tierra, lo que produce una decadencia de la planta a la que se unía la invasión de la aulaga que provoca una competencia feroz de sus sistemas radicales con un debilitamiento general de las higueras.
Las actuaciones llevadas a cabo por el Parque con carácter experimental han consistido en una poda de las partes aéreas muertas, así como un trabajo de laboreo del substrato mineral eliminando las aulagas que habían invadido el espacio vital del árbol. Paralelamente, se han reconstruido los muros que componen los zocos, restaurando las partes dañadas y aumentando las dimensiones en aquellas partes que fueran precisas.
El resultado ha sido inmediato, los árboles han recuperado la vitalidad, aumentando el porte aéreo de las copas que aportan una belleza extraordinaria de este recurso agrícola tradicional.
La experiencia se proseguirá en ejercicios sucesivos ampliando las áreas de actuación, y limitando éstas a aquellas zonas donde se cuente con la colaboración de los propietarios y de las respectivas corporaciones municipales.