Al igual que existen toda una serie de componentes del proyecto que condicionan la aplicabilidad de las medidas correctoras, hay toda otra serie elementos del medio físico y social afectado que deben de tenerse en consideración a la hora de implementar estas medidas. Estos elementos son básicamente cuatro: la estructura de la vegetación del paisaje circundante, la topografía del terreno, los grupos faunísticos que pueden verse afectados y la actividad humana.
1. Estructura y composición de la vegetación
La estructura y composición de la vegetación del entorno de la vía juegan un importante papel. La creación de zonas desprovistas de vegetación en las áreas de influencia puede generar respecto a la vegetación circundante un contraste que repercute en los movimientos de los animales. Así, muchas especies de bosque y matorral evitan en lo posible ir a zonas descubiertas de vegetación, al igual que las especies de medios abiertos eluden las zonas de mayor cobertura. Por ello, a la hora de establecer las medidas correctoras conviene evitar la presencia de estas fronteras, de modo que en la entrada de los pasos exista una continuidad entre la vegetación del entorno y la presente en las áreas cercanas al paso.
La composición de la vegetación, aunque quizás sea un factor menos importante, puede tener una incidencia en aquellos casos en que las especies vegetales ofrecen unos recursos tróficos que son muy apetecidos por determinados vertebrados, tal como pueden ser los frutos de ciertos matorrales. En estas ocasiones se suelen concentrar gran número de individuos, lo cual afecta su tendencia de paso y el riesgo de atropellamiento.
2. Topografía
La topografía del terreno circundante condiciona también la permebilidad de la vía, puesto que normalmente los vertebrados evitan zonas abruptas, eligiendo en sus desplazamientos aquellas áreas en que sus movimientos son relativamente fáciles. Este concepto es especialmente importante para ciertos pequeños vertebrados, donde accidentes topográficos a una escala reducida puede hacer que se desvíen de su trayectoria habitual.
En este sentido, es interesante que las zonas de entrada a los pasos presenten una continuidad con el relieve circundante, de forma que los accidentes topográficos no modifiquen las trayectorias de entrada a los mismos.
3. Los grupos faunísticos
Ya se ha comentado con anterioridad que la efectividad de las medidas correctoras estará en función de los grupos faunísticos a que estén enfocadas, de tal manera que muchos diseños deben ser específicos o responder a grandes grupos. Esto obliga a tener un buen conocimiento de la composición faunística de las zonas circundantes y de su comportamiento en cuanto a dominios vitales, áreas principales de campeo, rutas de desplazamiento más habituales, etc. A un nivel muy general los conocimientos que se requieren sobre los vertebrados que componen las comunidades del entorno de la vía son los siguientes:
4. La actividad humana
Este es un aspecto que pocas veces es considerado y que se ha visto en el seguimiento de pasos instalados que tiene una gran importancia. Dos son los aspectos esenciales a tener en consideración: la actividad cinegética y la permeabilidad de la vía a los habitantes de la zona.
Respecto al primero, y cuando los pasos estén diseñados para fauna cinegética, el paso obligado de los vertebrados puede facilitar el furtivismo, ocasionando un efecto similar al de los depredadores.
Respecto al segundo, ocurre en ciertas ocasiones que pasos previstos para animales de gran tamaño son utilizados preferentemente para la actividad humana, perdiendo la finalidad para la que han sido diseñados.