Los humedales conforman un conjunto variado y singular de ecosistemas (lagunas, deltas, marismas, lagos, pantanos, manglares…), a caballo entre la tierra y el agua (desempeñan un papel fundamental como sistemas de transición o ecotonos), fluctuantes en el tiempo y el espacio, de límites difusos y naturaleza imprecisa. Agua y humedales, interdependientes e inseparables, son socios esenciales.
Estos ecosistemas singulares tienen unas particulares condiciones hidrológicas y se caracterizan por la gran riqueza y diversidad de sus componentes bióticos y abióticos, que hacen que se encuentren entre los ecosistemas más complejos y dinámicos, aunque también más frágiles y vulnerables, del planeta.
Proporcionan servicios ecosistémicos preciosos (agua y seguridad hídrica, alimentación y medios de vida, biodiversidad, cambio climático…), tantos y tan beneficiosos que resultan esenciales para el buen funcionamiento del planeta y para nuestra propia supervivencia.
España es un país con un gran patrimonio natural de humedales, tanto por la riqueza de tipos ecológicos de ambientes acuáticos que existen como por la diversidad de especies que albergan y de usos que sostienen, que han conformado a lo largo del tiempo una valiosa cultura asociada a estos aprovechamientos.
Garantizar la conservación y uso racional de nuestros humedales (incluyendo la restauración o rehabilitación de aquellos que hayan sido destruidos o degradados), integrar la conservación y el uso racional de los humedales en las políticas sectoriales y contribuir al cumplimiento de los compromisos del Estado Español en relación con los convenios, directivas, políticas y acuerdos europeos e internacionales relacionados con los humedales, constituyen elementos clave de actividad.