Febrero 2013
Un estudio elaborado en 2012 por encargo de la Comisión Europea -“Behavioural Climate Change Mitigation Options. Domain Report Housing”- ha analizado 36 cambios de comportamientos en movilidad, vivienda y alimentación, estimando el potencial de cada uno de estos cambios para reducir las emisiones de CO2. El trabajo identifica las principales barreras para que tengan lugar los cambios analizados, así como posibles “efectos rebote” y otros efectos indirectos que podrían producirse.
De acuerdo con las estimaciones realizadas, los cambios de comportamiento en los ámbitos de la vivienda, la alimentación y la movilidad podrían contribuir sustancialmente a la mitigación del cambio climático, dando lugar a reducciones significativas en las emisiones de gases de efecto invernadero de la Unión Europea.
El trabajo resulta especialmente interesante porque, habitualmente, a la hora de estimar potencialidades para reducir emisiones, la atención se centra en la implantación de nuevas tecnologías, dedicándose muy poca atención a las posibilidades que ofrecen los cambios de comportamiento.
En el Blog Hogares Verdes se resume el análisis realizado en este informe para tres cambios relacionados con la calefacción y la aireación de las viviendas.
Reducir la temperatura en la vivienda
De acuerdo con el estudio, la reducción de la temperatura de calefacción en un grado permitiría recortar el consumo energético destinado a este fin para el conjunto de la UE en torno a un 9% (11% para el caso de España).
Los autores identifican una serie de barreras no comportamentales que obstaculizan este cambio. Quizá la más significativa es la existencia de hogares que no cuentan con medios para regular adecuadamente la temperatura aportada por los sistemas de calefacción. También citan el hecho de que hay personas con necesidades especiales de temperatura, por ejemplo, por motivos médicos. Además, hay viviendas en las que la medida no sería de aplicación porque no destinan prácticamente energía a la calefacción (por ejemplo, las denominadas “Casas pasivas” o “Passive Houses”).
Considerando estas y otras limitaciones, el informe estima que, para una reducción de 1ºC, la reducción teórica de emisiones sería de 38 Mt de CO2, pero el “máximo ahorro realista” sería de 22 Mt. Si la reducción fuese de 2ºC esta cifra aumentaría hasta 45 Mt (1 Mt = 1 millón de toneladas).
Optimizar la programación de las temperaturas
Los termostatos tradicionales regulan la calefacción de la vivienda a una temperatura concreta (por ejemplo, si ponemos el termostato a 20ºC el sistema de calefacción se activará cuando la temperatura sea menor de 20ºC y se desactivará cuando supere esa cifra). Sin embargo, los termostatos programables nos permiten reducir la temperatura durante la noche y los periodos en los que la vivienda se encuentra vacía (por ejemplo, durante la jornada laboral), recuperando los valores de confort para los intervalos horarios deseados.
En muchos hogares esta regulación por horarios se hace de forma manual (por ejemplo, apagando la calefacción durante la noche), aunque así resulta más difícil lograr la temperatura justa a la hora deseada y es más probable que se produzcan gastos innecesarios debido a olvidos o despistes.
Diversos estudios empíricos indican que una adecuada programación de la calefacción en tramos horarios permite una reducción del consumo de hasta un 10%, pero el estudio elaborado para la Comisión Europea considera que el ahorro medio por este concepto podría ser del 5%.
Tras analizar una serie de limitaciones a la aplicación de la medida, el informe “Behavioural Climate Change Mitigation Options. Domain Report Housing” estima que el “máximo ahorro realista” sería de 11 Mt.
Optimizar la ventilación de la vivienda
Los expertos consideran que la mejor manera de ventilar una vivienda es abrir bien las ventanas de las estancias durante un periodo corto de tiempo. Por el contrario, una ventilación intermitente, hecha con las ventanas entreabiertas, dilatada en el tiempo, provoca unas mayores pérdidas energéticas.
En general, se recomienda ventilar toda la vivienda a la vez, abriendo todas las puertas que se interponen entre las diferentes estancias. Si se abren ventanas opuestas, lo que permite una aireación máxima, puede ser suficiente con un minuto y medio. Obviamente, los radiadores deben estar apagados durante la ventilación.
Una buena ventilación de nuestra vivienda es una medida complementaria importante si decidimos reducir la temperatura de las estancias, ya que una menor temperatura tiende a incrementar la humedad del aire, lo que puede producir hongos si no se ventila adecuadamente.
En resumen, para temas relativos a la calefacción y aireación, el estudio estima así la potencial reducción de emisiones para el conjunto de la UE:
Dado que las emisiones totales de CO2 en el ámbito de la vivienda en el conjunto de la UE se estiman en 425 Mt CO2 el potencial teórico de reducción de emisiones sería del 18% (para la opción -2ºC).
El informe identifica también los déficits como “la falta de sensibilidad o conocimientos” como el principal obstáculo para el ahorro de energía en el sector doméstico en Europa.
Información: Informe “Behavioural Climate Change Mitigation Options. Domain Report Housing”
Fuente: Blog Hogares Verdes