Diciembre 2016
El Consorcio del Castillo de San Pedro y la Asociación Ecuestre del Altoaragón (Asceal) , especializada en terapias asistidas con animales, han firmado un acuerdo de colaboración para el desarrollo de un programa de educación ambiental en la Ciudadela de Jaca que permitirá que, a partir 2017, colegios, institutos, familias y visitantes en general puedan entrar en contacto con la manada de ciervos que viven en el foso del castillo.
La Ciudadela de Jaca y Asceal actúan desde hace meses con varios cervatillos con los que se ha trabajado la impronta humana desde su nacimiento. Alimentados con biberón y acostumbrados a las personas, el objetivo es que la relación que mantienen con sus cuidadores pueda extenderse a los escolares y visitantes que participen en el proyecto y estos disfruten de una experiencia vital única, como es la inmersión en un grupo de animales en semilibertad. Niños y mayores podrán interactuar con los ciervos, darles de comer, observarlos en primera línea o incluso conocerlos individualmente.
“El objetivo es vincular afectivamente a los participantes con los ciervos para que los consideren amigos a los que hay que proteger. Trataremos de formar a pequeños y mayores como defensores de los animales y de su entorno”, resume el director del consorcio del Castillo de San Pedro, el coronel Joaquín Ruiz. “Si conseguimos que los niños se conviertan en nuestros aliados, no solo conseguiremos el respeto a los ciervos de la Ciudadela, sino que también se formarán desde la infancia en unas conductas cívicas que ayudarán a la conservación de nuestros hábitats, tanto urbanos, como silvestres”, han explicado desde Asceal.
Desde hace un tiempo se observa que el entorno de la Ciudadela y su foso son objeto de acciones que afectan a la imagen del monumento y a la salud de sus ciervos. El abandono de restos de basura, sobre todo plásticos, afea el entorno y pueden causar graves problemas de salud a los animales, que los ingieren en busca de sal. Los ciervos no son capaces de digerirlos y los plásticos se acumulan en su rumen, causándoles heridas, enfermedades o incluso la muerte, como se ha comprobado con algunos ejemplares tras la necropsia practicada.“Probablemente es falta de empatía o desconocimiento”, indica Ruiz, “y queremos que todos, jóvenes y no tan jóvenes, sean conscientes de lo que ocurre”.
El Castillo de San Pedro es un “pulmón ambiental” de la ciudad y el proyecto de Ecociudadela pretende que el monumento no solo sea considerado un patrimonio histórico, arquitectónico y museístico inigualables, sino también como un importante espacio verde que se desarrolla de forma sostenible.
Fuente: Aragóndigital