Principales objetivos de la UE para una economía baja en residuos y circular

Economía circular
Abril 2018

La Eurocámara ha dado su visto bueno recientemente al paquete legislativo sobre economía circular, que contiene una serie de objetivos jurídicamente vinculantes para todos los Estados miembros para avanzar significativamente en el logro de los compromisos de la Unión Europea en la materia.

Los Estados miembros deben destinar esfuerzos para lograr que en 2025 se recicle un 70 % de los metales ferrosos y residuos de vidrio, un 65 % de los envases, un 75 % del papel y el cartón, un 50 % de los residuos plásticos y de aluminio y un 25 % de la madera.

El paquete que ha visto la luz verde modifica las directivas comunitarias sobre vertederos, residuos, envases y aparatos eléctricos y electrónicos, y establece compromisos jurídicamente vinculantes sobre reciclaje de residuos y reducción de los vertederos con plazos temporales fijados. En concreto, establece que los Estados miembros deben destinar esfuerzos para lograr que en 2025 se recicle un 70 % de los metales ferrosos y residuos de vidrio, un 65 % de los envases, un 75 % del papel y el cartón, un 50 % de los residuos plásticos y de aluminio y un 25 % de la madera.

Estos porcentajes se vuelven más ambiciosos un lustro más tarde, por lo que los países comunitarios deberán planificar convenientemente sus estrategias con el fin de lograr en 2030 las siguientes cuotas de reciclaje de residuos: un 80 del papel y el cartón, un 70 % de los envases, un 80 % de los metales ferrosos, un 75 % del vidrio, un 60 % del aluminio, un 55 % del plástico y un 30 % de la madera. Por otro lado, también se han fijado metas para los residuos municipales, cuyo reciclado debe ser de al menos un 55 % en 2025 y lograr un 60 % en 2030 y un 65 % en 2035.

La normativa, en línea con los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la ONU, también reduce el desperdicio de alimentos en un 50 % para 2050 y que solo un 10 % de los residuos municipales terminen en vertederos en 2035.

Según el texto del paquete aprobado, «aunque la gestión de residuos en la UE ha mejorado considerablemente en las últimas décadas, casi un tercio de los residuos municipales todavía termina en los vertederos y menos de la mitad se recicla o composta, con amplias variaciones entre los Estados miembros». En este sentido, apunta que, en 2014, Austria, Bélgica, Dinamarca, Alemania, los Países Bajos y Suecia prácticamente no enviaron residuos municipales a los vertederos, mientras que Chipre, Croacia, Grecia, Letonia y Malta siguen vertiendo más de las tres cuartas partes de sus residuos municipales.

Esta estrategia aspira a acabar con el modelo lineal que no tiene en cuenta todo el ciclo de vida del diseño y la producción de productos, basado en la premisa de «usar y tirar». Esto representa una demanda de materiales y energía baratos y de fácil acceso muy elevada, intensiva, ineficiente e insostenible. Para darle fin, se propone el modelo circular que implica, entre otras medidas, acabar con la obsolescencia programada, reducir, reutilizar y reciclar para un aprovechamiento óptimo de los recursos utilizados y de los bienes y servicios generados a lo largo de toda su vida útil.

La generación de residuos y la ausencia de su tratamiento tiene consecuencias graves y negativas sobre el entorno natural, el clima, la salud y la economía. Afecta a los ecosistemas, su diversidad y su capacidad de funcionar y suministrar servicios. Esto se traduce a su vez en consecuencias perjudiciales para la sociedad derivadas de los efectos de la contaminación de los suelos y el agua (por ejemplo, por el vertido de sustancias químicas), la desaparición de especies de fauna y flora (p.e., por ingesta de microplásticos o productos tóxicos), cambios en los ciclos del carbono y el agua que influyen en el calentamiento de la tierra, la acidificación de los océanos, la disponibilidad de agua limpia y de calidad y la seguridad alimentaria, entre otros.

Para su entrada en vigor, la normativa tendrá que ser aprobada formalmente por el Consejo de la UE.

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