Octubre 2020
La primera asamblea ciudadana climática de Reino Unido, formada por 108 ciudadanos británicos seleccionados al azar entre todas las regiones del país, después de varios meses escuchando a expertos, debatiendo y valorando soluciones en un ejercicio de democracia participativa tras ese necesario proceso de formación, hacen una propuesta cuyo objetivo es buscar soluciones para alcanzar emisiones cero en 2050. Se trata de la primera asamblea ciudadana climática del Reino Unido, constituida en enero de 2020 a petición de seis comités de la Cámara de los Comunes.
Se trata de recomendaciones detalladas en diez áreas que incluyen: cómo viajamos; qué comemos y cómo usamos la tierra; lo que compramos; uso de calor y energía en el hogar; cómo generamos nuestra electricidad; y los gases de efecto invernadero.
El informe final establece una ruta clara, coherente y oportuna sobre cómo el Reino Unido puede alcanzar su objetivo legalmente vinculante de cero emisiones netas. Entre los principios básicos generales que han consensuado, la educación y la información al público ha sido la que se ha considerado más necesaria.
En una declaración de apertura del informe, los miembros de la Asamblea dijeron que "es imperativo que haya un liderazgo fuerte y claro del Gobierno" que debería " forjar un consenso entre partidos que permita la certeza, la planificación a largo plazo y una transición por etapas".
Aplicar un impuesto a quienes viajen en avión a menudo, prohibir la venta de todoterrenos urbanos, pero sobre todo, explicar a la gente qué es el cambio climático. Estas son algunas de las propuestas que este grupo de ciudadanos de todas las clases y grupos sociales, considera que deben tomarse para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero tras escuchar durante seis meses a casi 50 expertos de diversos sectores.
La idea era que personas de todas las opiniones y con situaciones diferentes se informaran, debatieran y, finalmente, llegaran a un acuerdo sobre qué debe hacerse.
“Ha sido una oportunidad para que los participantes aprendieran de los expertos”, explica Rebecca Willis, profesora en el Centro Medioambiental de la Universidad de Lancaster y coordinadora líder de la asamblea, “pero añadiendo sus experiencias, opiniones y, a través de mesas redondas, las experiencias y opiniones de los demás”.
El informe señala que otra de las grandes preocupaciones del grupo de ciudadanos era la sensación de que muchos podrían quedar excluidos en la transición. El apoyo a sectores como los ganaderos o aquellos que no pudieran permitirse las nuevas tecnologías, tuvo gran importancia en la mayor o menor popularidad de ciertas propuestas.
“Uno de los problemas de los gobiernos es que no han implicado a los ciudadanos en el diálogo de los cambios necesarios para enfrentarse al cambio climático”, explica uno de los participantes "eso ha dejado a la gente o bien desvinculada con este tema o abrumada con un sentimiento de impotencia ante la situación".
Por último, una gran mayoría señaló la importancia del liderazgo del gobierno y la necesidad de que se estableciera un consenso entre partidos. “La mayoría reconoció que se trata de un problema que se producirá durante décadas”, según Chris Stark, director ejecutivo del Comité de Cambio Climático, "y que implicará a diferentes gobiernos".
En las medidas concretas, la asamblea apoyó tanto propuestas drásticas como otras más cautelosas. Sin embargo, la mayoría rechazó las sanciones para, por ejemplo, reducir la ingesta de carne y no se mostró partidaria de tomar medidas impositivas para disminuir el consumo de bienes y servicios. En este caso, prefieren que se informe al consumidor y que cada uno decida. “El Gobierno no puede legislar para que no se coma carne”, dijo una de las ciudadanas de la asamblea a la BBC, “pero con educación, campañas informativas y etiquetado creo que podemos cambiar nuestros hábitos igual que hemos hecho con el tabaco”.
Para algunas organizaciones las conclusiones de la asamblea no son lo suficientemente ambiciosas y no se ajustan a los recortes necesarios para no sobrepasar el 1,5ºC de calentamiento global. Los ciudadanos consideraron que el objetivo de emisiones cero no debería adelantarse antes de 2050, algo que los activistas apuntan no se corresponde con lo que recomienda la ciencia.
Sin embargo, para los miembros del Parlamento que constituyeron la asamblea, el documento “provee una visión única del razonamiento de un público informado acerca de las renuncias y reformas necesarias para conseguir lo que se ha acordado”.
Algunos expertos han apuntado que la tarea de la asamblea era demasiado ambiciosa y que no se puede pedir a los ciudadanos que produzcan soluciones eficaces y nuevas tras estudiar durante varios fines de semana un tema tan complejo como el cambio climático. Pero, para Rebecca Willis, la información fue suficiente para tener una opinión global y ofrecer unos principios generales.
Información: Informe final de Climate Assembly UK