Diciembre 2015
En estas fechas navideñas, el blog del Programa "Hogares Verdes" dedica una muy oportuna entrada a los residuos que producimos en nuestro día a día (ver ¿Cuánta basura hago en un año?). Aunque, poco a poco, vamos asumiendo la idea de que asegurar su adecuado tratamiento es una responsabilidad compartida por los hogares, los municipios y los gestores especializados, los residuos que producimos son tan diversos que no es raro que nos asalten las dudas: aceite usado en la cocina, bombillas que se han fundido y ya no lucen, electrodomésticos que han quedado inservibles, medicamentos caducados, platos y vasos rotos, papel de aluminio, toallitas usadas… ¿cuáles son las opciones más verdes para cada uno?
Aceite usado
Se puede utilizar como materia prima para producir jabón casero, con lo que se obtiene un doble beneficio: dar uso a un residuo potencialmente muy contaminante (el aceite usado de la cocina) y obtener un producto excelente para la limpieza doméstica y el aseo personal (ver el post jabón casero). La alternativa es depositarlo en los contenedores para aceite doméstico usado de los ayuntamientos. En todo caso, nunca hay que vertirlo por el desagüe; el aceite contamina el agua.
Bombillas fundidas o rotas
Hay que llevarlas a un punto de recogida. La Asociación para el Reciclaje de Lámparas, Ambilamp, gestiona un sistema de recogida y tratamiento de residuos de lámparas y luminarias (fluorescentes, bombillas de bajo consumo, bombillas de descarga, LEDs, luminarias…). En esta página se puede consultar dónde se encuentran los puntos de recogida más cercanos. Si se rompe en el hogar una lámpara fluorescente, se deben tomar unas precauciones añadidas, ya que son muy contaminantes.
Electrodomésticos estropeados
La primera opción es repararlos. Si el electrodoméstico está inservible y tiene menos de 25 cm se puede llevar a una gran superficie comercial (están obligadas a aceptarlos para su reciclaje aunque no vayas a comprar otro). Otra posibilidad es llevarlo a un punto limpio. No se deben tirar a la basura.
Envases de cartón
Las cajas de cereales, las cajas de galletas, el paquete del chocolate, las hueveras… si son de cartón ¡no se echan al contenedor de envases! se pliegan y llevan al contenedor de papel.
Medicamentos caducados, envases de medicamentos
Depositarlos en una farmacia. Las principales entidades relacionadas con los medicamentos han creado SIGRE para gestionar los envases y restos de medicamentos de origen doméstico. Los medicamentos son contaminantes, por lo que no se deben echar a la basura.
Papel de aluminio
Hay que empezar por pensar en la “R” de Reducir. El papel de aluminio puede ser sustituido por sistemas de llevar alimentos que no sean de “usar y tirar” (ver Cómo hacer tu portabocadillos). Si no se puede sustituir, una vez usado, hay que depositarlo en el contenedor amarillo. Para facilitar su reciclaje se recomienda comprimirlo en una bola.
Pilas y baterías agotadas
Comenzar por la “R” de Reducir. ¿Existen modelos que pueden servir con conexión a la red eléctrica? Si no es el caso, utilizar pilas recargables. Y cuando éstas se agoten definitivamente, depositarlas en el contenedor de pilas y baterías o llevarlas al punto limpio.
Platos y vasos rotos
Aunque sean de cristal, no se debe echar al contenedor del vidrio. Si están rotos, hay que tirarlos al cubo de basura (fracción “resto”)
Restos vegetales
Los que tengan un jardín o un pequeño espacio verde, pueden animarse a compostar los restos de siega: mezclados con los restos orgánicos que se producen en la cocina se convertirán en un abono de excelente calidad (ver Hacer compost en casa).
Ropa
En muchas ocasiones, unos arreglos pueden ampliar la vida útil de nuestra ropa. Las coderas, rodilleras o parches para pantalones son todo un clásico que permite seguir utilizando unas prendas que tienen desperfectos puntuales causados por una caída, un enganchón o el desgaste del tejido en lugares estratégicos… Los arreglos de ropa, sin embargo, permiten muchas más opciones: adaptar nuestra ropa a un cambio de talla, “tunear” alguna prenda que nos resulta insulsa… Si esto no es posible, hay que llevarla a un ropero social o depositarla en un contenedor para ropa (ver Alternativas para la ropa).
Toallitas higiénicas
Las toallitas de celulosa usadas iran siempre al cubo de la basura (fracción resto). A pesar de que algunos fabricantes publiciten su producto como “toallitas de WC”, no deben arrojarse nunca al inodoro, sean del tipo que sean (para bebés, WC, desmaquillantes, limpiadoras...). El motivo es que producen atascos en los desagües y arquetas y dañan los sistemas de alcantarillado, colectores y depuradoras. Las toallitas, pese a incluir la etiqueta de biodegradables, no se degradan en el agua con la facilidad que lo hace la celulosa del papel higiénico (ver Toallitas húmedas en el inodoro: la limpieza más sucia).
Como consumidores que producimos residuos, debemos asumir parte de la responsabilidad requerida para lograr su mejor tratamiento. Si nos limitamos a echarlos a la basura difícilmente servirán para algo y seguramente causarán problemas. En España, a día de hoy, cerca de dos terceras partes de los residuos urbanos siguen acabando en un vertedero. Con un poco de organización, podemos iniciar o mejorar nuestro propio plan doméstico de Reducción, Reutilización y Reciclaje.
Información y fuente: Blog Hogares Verdes