Marzo 2016
Si tienes una caldera destinada únicamente a la producción de agua caliente sanitaria o una que permite fijar de forma independiente la temperatura del agua caliente y el agua para la calefacción, tienes una oportunidad para ahorrar energía de forma sencilla: ajustar la temperatura a la que se calienta el agua. Esto es lo que se explica en última entrada del Blog Hogares Verdes.
En muchos hogares las calderas producen agua sanitaria excesivamente caliente, lo que nos obliga a mezclarla con agua fría para no quemarnos. No parece lógico calentar el agua hasta los 55 ó 60ºC si la vamos a usar para el aseo personal, a 30 ó 35ºC.
¿Cómo hacerlo?
Una vez sale de la caldera, en su camino hasta nuestros grifos, el agua sufre unas pérdidas de calor que pueden ser diversas, dependiendo de la distancia recorrida o de la calidad del aislamiento del circuito de agua caliente. Por eso, para ajustar la temperatura del agua a nuestras necesidades, lo más práctico es ir rebajando la temperatura en la caldera y utilizar el agua caliente (sin mezclar) en los puntos de consumo, hasta que encontremos el punto ideal.
Es necesario que la temperatura de servicio contente a todos los miembros del hogar y, por eso, el ejercicio de tanteo no debería ser realizado sólo por el más concienciado y sacrificado... ni por el menos friolero.
¿Cuáles son las ventajas de ajustar mejor la temperatura?
La Guía Práctica sobre instalaciones individuales de calefacción y agua caliente sanitaria, publicada por el IDAE, enumera algunas ventajas de usar agua caliente “sin mezclar” en nuestros hogares:
Para finalizar, el Blog Hogares Verdes indica que estos consejos no son aplicables a las viviendas en las que el agua caliente se produce mediante termo eléctrico, ya que, salvo que este sea muy grande y el número de miembros del hogar muy pequeño, usar el agua sin mezclar seguramente conllevará que ésta se agote demasiado pronto.
Fuente: Blog Hogares Verdes