Pamplona, 10-12 de diciembre de 1998
CASO 1. LA EDUCACIÓN Y LA COMUNICACIÓN AMBIENTAL EN EL PROCESO DE ELABORACIÓN DE LA ESTRATEGIA NACIONAL DE BIODIVERSIDAD DE ARGENTINA
(Lic.Marta Andelman, miembro de la Comisión de Educación y Comunicación UICN Sudamérica)
Como es de conocimiento general, en 1992 se firmó en Río entre otros acuerdos,
el Convenio de Diversidad Biológica. Este tratado marca un hito en el campo del
ambiente y del desarrollo, en la medida que, por primera vez se tiene una
aproximación integral, en vez de sectorial, frente la conservación de la
diversidad biológica y a la utilización sostenible de los recursos de la
Tierra.
A través de este Convenio, las naciones del mundo se han comprometido a conservar la riqueza de la naturaleza, a utilizar adecuadamente los recursos biológicos y a compartir equitativamente los beneficios derivados del uso de los recursos genéticos. Estos son entonces los objetivos del Convenio.
Es el primer acuerdo global, legalmente vinculante, que aborda de manera comprehensiva todos los aspectos de la diversidad biológica: la diversidad genética, la diversidad de especies y la diversidad de ecosistemas
El Convenio se proyecta más allá de la conservación y uso sostenible de la diversidad biológica per se, al incorporar temas tales como el reconocimiento de los saberes tradicionales, el acceso a los recursos genéticos y la distribución equitativa de los beneficios derivados de su utilización y componentes intangibles como conocimientos, innovaciones y prácticas para alcanzar estos objetivos.
Asimismo el Artículo 6º del Convenio sobre Diversidad Biológica señala la necesidad de elaboración de estrategias, planes o programas nacionales para la conservación y uso sostenible de la Biodiversidad y la integración de esta perspectiva en otros planes, programas y políticas sectoriales
En tal sentido la República Argentina, para dar inicio a un proceso de planificación nacional que oriente los esfuerzos ya existentes y defina prioridades en estos temas, puso en marcha el proyecto para la formulación de la Estrategia Nacional de Biodiversidad (ENB) financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial. Proceso que tuvo una duración de 10 meses
Constituyó el ciclo inicial del proceso de desarrollo de la Estrategia Nacional de Biodiversidad tendiente fortalecer las capacidades existentes, identificar elementos para un plan de acción nacional, a través de un proceso participativo y consultivo, de involucramiento tanto sectorial como regional a lo largo de todo el país, procurando que la formulación de lineamientos estratégicos y la definición de prioridades surjan a través de un proceso de búsqueda de consenso que favorezca la incorporación de los principios de conservación de la biodiversidad en los distintos sectores involucrados.
Este proyecto constituyó un paso para el involucramiento institucional en el diseño de una perspectiva que vaya más allá del presente, que contribuyera a capitalizar las acciones en marcha, a vertebrar los numerosos esfuerzos existentes, identificando deficiencias y vacíos y planificar las próximas etapas.
Este ejercicio debe ser visto como el inicio de un proceso disparador e integrador de ideas y acciones que motivará la expansión de las capacidades y esfuerzos más que como un producto terminal definitorio.
Está más vinculado con la instalación de un cimiento a partir del cual construir y reconstruir compromisos, que como un manual de recomendaciones rígido e inalterable.
La Argentina es un país federal, conformada por veintitrés estados provinciales y la ciudad autónoma de Buenos Aires. Muchas funciones de gobierno vitales para la aplicación efectiva del Convenio sobre Diversidad Biológica son responsabilidad directa de las provincias.
En atención a ello, se organizó el ejercicio desde un enfoque regional con una amplia y variada participación provincial y regional para permitir que las grandes orientaciones estratégicas de nivel nacional tengan una mayor convalidación y, por lo tanto, que su aplicación en el terreno sea más eficiente.
Este proceso involucró diversos sectores incluyendo el gobierno nacional, gobiernos provinciales, entidades no gubernamentales, universidades y centros de investigación, sector privado y comunidades indígenas y en si mismo fue un proceso de concienciación institucional.
Este ejercicio estuvo organizado sobre la base de 5 talleres regionales y un taller nacional que en si mismo se han considerado un proceso de concienciación institucional
Los tipos de procesos que se esperaron de este ejercicio: Generar procesos que generen nuevas capacidades, establecer alianzas institucionales y ampliar foros de debate involucrando nuevos actores.
Hasta aquí el proceso general de la Estrategia, que no fue intrínsecamente un proceso científico ni técnico, sino un proceso de corte político con elementos de la ciencia y la técnica.
Político no como partidista sino como de decisión o acuerdo social para orientar la toma de decisiones a todo nivel.
Ahora bien el desafío fue como articular la educación y comunicación a este proceso.
Uno de los graves problemas que afronta por un lado la aplicación del Convenio, es el desconocimiento generalizado de la existencia de este instrumento internacional, la dificultad para comprenderlo y por otro el hueco negro que representa el concepto de biodiversidad.
Biodiversidad como:La variabilidad de organismos vivos y los complejos ecológicos de los que forman parte y que incluye la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas, como resultado de procesos naturales y culturales |
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Biodiversidad como:La variabilidad de organismos vivos y los complejos ecológicos de los que forman parte y que incluye la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas, como resultado de procesos naturales y culturales |
Si bien mujeres y hombres constantemente interactuamos con la diversidad biológica en nuestra vida cotidiana, el concepto de “biodiversidad” no crea suficientes imágenes claras, y es entendido por pocos.
El Artículo 13 del Convenio de Diversidad Biológica establece que los países que han firmado el Convenio, deberán promover y estimular la comprensión de la importancia y las medidas necesarias para conservar la diversidad biológica y sus componentes, así como su difusión a través de los medios masivos de comunicación y la inclusión de estos tópicos en los programas educativos; y señala la necesidad de cooperación entre Estados para el desarrollo de programas educativos y de toma de conciencia, con respecto a la conservación y uso sostenible de la diversidad biológica.
En este tipo de tratados internacionales como también el de desertificación y el de CMCC hemos podido observar que sigue vigente una constante confusión entre información y comunicación, a la que generalmente se refieren como medio masivos de comunicación; como también ocurre con el concepto de educación ambiental, el cual generalmente se asume que se trata exclusivamente de las intervenciones educativas en las escuelas o en el sistema formal.
Aún existe la convicción de que los datos científicos y la información ecológica en sí mismos son suficientes para causar un cambio en las prácticas de los diversos grupos sociales, cuando sabemos que lo que las personas perciben y hacen está fuertemente influenciado por las emociones y por factores económicos, socio-culturales, así como por su género, edad y estrato socio-económico, más que por la razón y la información.
Claramente se ha podido observar que el flujo informativo, cuyo volumen crece cada día en los países desarrollados, no ha significado una mejor información ni un progreso en la comunicación entre los pueblos y dentro de éstos entre todos sus sectores.
En otras palabras, las nuevas tecnologías de la información incrementan de una manera notable la posibilidad de aumentar el caudal informativo, sin que ello signifique necesariamente tener una mejor información o conocimientos sobre los hechos.
Esto clarifica una vez más, que la información es necesaria para la comunicación y la educación, pero que definitivamente ambos conceptos no son sinónimos.
Este planteamiento está muy lejos de ignorar la importancia de las nuevas tecnologías de la información, y sobre todo de desconocer que aún enfrentamos el reto de establecer mecanismos para un acceso más equitativo a la información ambiental para grandes grupos de personas marginadas en dicho acceso.
De lo que se trata es de resaltar que las personas necesitamos una vasta interacción con nuestros contextos para significar, recrear y apropiarnos de esa información.
Por lo tanto, desde nuestro punto de vista, existe un reto fundamentalmente comunicacional y educativo imperativo para la aplicación del Convenio. Pero no pensamos que se trate exclusivamente de difundir el Convenio en diferentes formas y lenguajes, como se ha hecho con mucha pertinencia con la Agenda 21.
Tampoco creemos que se trate de generar grandes campañas en los medios masivos de comunicación para educar al público en general sobre el tema.
Diversos estudios de caso analizados en varios talleres internacionales y regionales y en el enfoque de la Comisión de Comunicación y Educación de la UICN que nos apoyó exhaustivamente en este proceso, se enfatiza la importancia de generar iniciativas educativas y de comunicación para grupos específicos, que se desenvuelven en contextos específicos y que interactúan o tienen una responsabilidad diferenciada con respecto a la conservación y uso sostenible de la biodiversidad mas que en alcanzar un vasto público general.
Por lo cual el punto realista seria focalizar los procesos de Educación y comunicación ambiental en grupos claves que marcarían diferencia ya que las posibilidades de obtención de fondos no permitirían alcanzar a toda la sociedad
El Convenio de Diversidad Biológica no necesita ser apropiado por absolutamente toda la ciudadanía, aunque la temática ambiental sí debe constituirse en una preocupación permanente de la sociedad civil.
Entonces en relación a la Estrategia Nacional de Biodiversidad se constituye en una prioridad pasar de un enfoque sobre temas a un enfoque sobre actores. y que los esfuerzos de educación y comunicación ambiental se concentren en actores claves, que tengan gran impacto, ya sea positivo o negativo como los que regulan, los que la usan, los que la estudian y los que la protegen y no tanto en aquellos grupos que tienen un impacto débil.
Este enfoque fue el que nos permitió impulsar la inclusión de este componente dentro de la Estrategia, ya que por un lado ni el Grupo de Coordinación ni la agencia donante habían incluido esta temática en el ejercicio por ser considerada demasiado relacionada con el sistema educativo
Entonces impulsamos en el proyecto la necesidad de considerar a la educación y comunicación como herramientas para integrar y desarrollar responsabilidades para la biodiversidad dentro de los planes, programas y políticas sectoriales como lo menciona el Convenio.
Se planteó la necesidad de estimular amplios procesos de educación y comunicación vinculados al diálogo, la participación, la negociación y la toma de decisiones que permitan que un determinado problema sea asumido por parte de los actores involucrados, y sobre el cuál se responsabilicen y definan acciones que apunten a resolverlo.
Otro de los temas que se debatieron es que la comunicación y la educación representan procesos muy significativos en el involucramiento de personas y tienen que estar en pie de igualdad con los instrumentos legales y económicos y que deben ser utilizados en combinación con otros instrumentos de gestión, como los marcos legales e incentivos económicos, para poder crear estructuras de concertación y cambio.
La comunicación y la educación integradas con esos otros instrumentos para potenciar avances hacia la sostenibilidad, y no representar esfuerzos aislados.
Bajo este marco referencial se organizó durante el taller nacional un grupo de trabajo específico sobre estos temas que permitió identificar capacidades instaladas, vacíos e ir definiendo líneas estratégicas y generando alianzas y nuevos foros de debate.
Como una de las orientaciones estratégicas más importantes que se concluyó en este ejercicio fue la necesidad de definir estrategias de comunicación y educación para los distintos grupos meta en un proceso participativo y multidireccional que fomente las relaciones horizontales y que aporte a la negociación de soluciones.
Una de las recomendaciones más fuertes que se hicieron es que los procesos de comunicación y educación en el marco de la ENB deben estar vinculadas a procesos de gestión más amplios y que no deben ser consideradas propuestas aisladas, autoconsumatorias, y que se deben integrar a propuestas que estén trabajando simultáneamente los aspectos legales, los incentivos y desincentivos económicos, la instalación de infraestructura adecuada, etc. y que posibilitan crear estructuras reales de cambio y facilidades para atravesar los conflictos de intereses.
Y el gran desafío es que la EA que ha estado demasiado centrada en la escuela y que al momento es difícil encontrar un perfil de educadores/as que puedan influenciar sectores públicos y privados tan complejos como el sector empresarial o el Congreso Nacional o grupos claves.
Por lo cual debemos empezar a construir un saber y una práctica para la gestión de este tipo de procesos
Gustavo Wilches y Eloiza Trellez, en un brillante documento sobre Educación para el Futuro Sostenible en América Latina y el Caribe, señalan que “mediante los diálogos entre las cosmovisiones y los imaginarios que (..) (coexisten) (en esta región), debemos ir construyendo una comprensión multidimensional de los procesos de los cuales somos parte. Diálogo de saberes que nos permita reconocer y valorar lo que sabemos y nos abran para recibir y valorar el conocimiento del otro. Diálogos de ignorancias que nos hagan conscientes de que por mucho que sepamos, siempre será mucho mayor lo que desconocemos.”