Pamplona, 10-12 de diciembre de 1998
CASO 4. TÓPICOS EN EDUCACIÓN AMBIENTAL
(Edgar González Gaudiano. Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable (SEMARNAP). Programa Universitario de Medio Ambiente/UNAM, Instituto de Ecología/UNAM y Mundiprensa)
JUSTIFICACIÓN
Se asume comúnmente que todo cambio en las concepciones del mundo es producto de un lento proceso. Sin embargo, en cuanto a la concepción del mundo desde la perspectiva ambiental debemos admitir que los cambios que configuran la situación actual han sido vertiginosos. Este ha sido uno de los logros de la educación ambiental. Dice Manuel de Puelles en la Revista Iberoamericana de Educación:
"Posiblemente haya pocas parcelas de la pedagogía moderna que en los últimos treinta años hayan experimentado mayor evolución que la educación ambiental. Los años 60, en que comienza la preocupación educativa por el deterioro progresivo del medio ambiente, quedan en la actualidad históricamente lejos".
¿En qué se basa esta afirmación que podría sonar desmedida? La respuesta se encuentra a la vista desde diversos avances conceptuales y metodológicos. Resulta claro que la educación ambiental ha trascendido una visión conservacionista y reducida de la realidad para formar un cuerpo conceptual inclusivo de dimensiones más complejas. Las críticas a la compartamentalización de lo ambiental dentro del campo de las ciencias naturales han sido frecuentes y documentadas con amplitud. Las concepciones actuales, sobre todo aquellas que prevalecen en los países en desarrollo, han comenzado a generar perspectivas en las que interactúan procesos económicos y sociales con aquellos del medio físico, propiciando aproximaciones diferentes tanto para los procesos educativos formales como no formales.
La propuesta de la transversalidad en el curriculum de la educación básica, por ejemplo, entendida como una estrategia para permear los programas académicos disciplinares en lugar de nuevas asignaturas, reactivó viejas polémicas epistemológicas sobre la organización del conocimiento en el curriculum escolar que van más allá de los propios fines de la educación ambiental. Por el lado de los procesos no formales, las controversias sobre la sustentabilidad del desarrollo han fecundado la relación entre los procesos educativos con los comunitarios, así como han articulado la educación ambiental con otras nuevas áreas de lucha por la equidad social (derechos humanos, género, paz y democracia, entre muchas otras).
Por ello, la educación ambiental se asume como una práctica social en permanente construcción que pretende dotar de valores, estrategias y conocimientos apropiados a cada sector de la población, para responder a las necesidades y contingencias de las complejas transiciones de nuestro tiempo.
En este estado de cosas, el problema ambiental ha trascendido las esferas especializadas haciéndose evidente un aumento de la sensibilidad social sobre el tema, exigiéndose mejores respuestas a nivel de políticas públicas. Se demanda no sólo información veraz y oportuna sobre los problemas, sino una creciente intervención en los procesos de decisión que afectan las vidas de la gente. Así, han tenido lugar cambios que han afectado las estructuras gubernamentales, las formas tradicionales del quehacer político de los partidos y organismos de representación popular, los marcos regulatorios nacionales e internacionales y el espacio que la problemática ambiental había ocupado en los medios. En los márgenes de este proceso, la educación ambiental se presenta como un poderoso instrumento para potenciar capacidades para enfrentar los problemas del presente y el futuro.
Los insuficientes resultados obtenidos por la educación ambiental frente a la magnitud de la tarea, no impide documentar algunos logros. Por ejemplo en el caso de México, la dimensión ambiental se ha fortalecido en los programas educativos formales. La reforma educativa mexicana de 1993 auspició una presencia inédita de contenidos relacionados con la cuestión ambiental. Los programas profesionales en temas ambientales y sobre el manejo de recursos naturales se han cuadruplicado en menos de un lustro y es creciente el número de grupos de la llamada sociedad civil que suman esfuerzos para realizar tareas educativas relacionadas con los procesos ambientales. Aunque existen enormes desafíos e inercias que es necesario superar, sin duda alguna, la educación ambiental es una prioridad de la agenda educativa mexicana.
La educación se encuentra presente en los cuarenta capítulos de la Agenda XXI. Constituye la segunda palabra más mencionada sólo después de naciones. Ello implica desafíos en muy diversos niveles para poder contribuir a transitar hacia el desarrollo sustentable. Implica promover la participación ciudadana en general en la formación de nuevos valores culturales en la relación con el medio ambiente, pero implica también fortalecer las prácticas específicas que los educadores ambientales, aun aquellos que a veces no se reconocen como tales, están desarrollando con las comunidades en la búsqueda de soluciones a los problemas de su vida cotidiana.
Por todo ello, la educación ambiental se encuentra enfrentando un amplio espectro de situaciones para las que no sólo no se tienen las respuestas esperadas, sino que no han sido formuladas las preguntas apropiadas. De ahí que el campo de la educación ambiental es multifacético y polifónico. Requiere de más y mejores miembros para actuar en los más variados espacios. Desde las escuelas en sus distintos niveles y modalidades hasta los equipamientos ambientales, tales como los museos y centros de la naturaleza. Desde las complicadas realidades multiculturales de los conglomerados urbanos hasta las áreas naturales protegidas. Tanto en los medios de comunicación masiva, como en las pequeñas comunidades rurales indígenas poseedoras de la diversidad genética.
Múltiples eventos han tenido lugar ante la emergencia de la educación ambiental como un campo nuevo e inexplorado. Más investigaciones se emprenden para sustentar estrategias y medidas. Nuevas asociaciones y grupos aparecen todos los días. Consecuentemente, más intercambios se hacen necesarios para avanzar en el fortalecimiento del campo en la dirección deseada. No obstante, los espacios de intercambio y documentación de experiencias, de formación, son escasos y algunos no responden a las características y condiciones existentes. Particularmente, no existe en habla hispana un espacio editorial de divulgación de experiencias regionales, que promueva la investigación y propicie la generación de nuevas preguntas e intercambios en educación ambiental.
Si bien publicaciones educativas de distinto tipo han atendido hasta ahora esta demanda de espacios, lo han hecho de manera coyuntural y asistemática. Lo anterior es comprensible debido a que se trata de espacios con intereses editoriales orientados en otras direcciones.
Es en este contexto que se propone publicar un órgano especializado y periódico en temas de educación ambiental. Las ventajas que supondría la realización de este proyecto son variadas. En primer lugar permitiría un foro de expresión a los cada vez más numerosos educadores ambientales posibilitando una construcción más colectiva del campo entre educadores de América Latina, el Caribe y la Península Ibérica, con los de otras regiones. En segundo lugar, contribuiría a reforzar los programas académicos que están ofreciéndose en número creciente para profesionalizar este nuevo ámbito de actuación pedagógica, poniendo al alcance de los mismos análisis y propuestas a las que normalmente sólo pueden tener acceso quienes concurren a los eventos internacionales o están suscritos a revistas en otros idiomas.
Asimismo, el hecho de que una institución pública como la Semarnap asuma tareas que regularmente son propias de otros espacios sectoriales favorece acercamientos con las instancias académicas y de investigación que mucho tendrían que aportar en el logro del proyecto. La toma de decisiones y la búsqueda de estrategias que propicien la transición a la sustentabilidad requieren de bases fundamentadas. La generación de un órgano especializado que amplíe la discusión sobre procesos relevantes como las estrategias de la educación ciudadana y la participación en la formulación de políticas públicas o fomente proyectos de investigación e intercambios prácticos, son parte de una serie de prioridades impostergables en la búsqueda de alternativas para revertir los procesos de deterioro.
Términos de referencia. La revista será autofinanciable. Existen condiciones objetivas que permiten asegurarlo dentro de un plazo no mayor de dos años. Sin embargo, como toda nueva publicación requiere de un impulso inicial que hace recomendable una asociación entre varias instituciones interesadas. Por tanto, la coedición de la revista ha sido concertada entre el Centro de Educación y Capacitación para el desarrollo Sustentable de la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos naturales y Pesca del gobierno federal mexicano, con la Universidad Nacional Autónoma de México, específicamente a través del Programa Universitario del Medio Ambiente (PUMA) y el Instituto de Ecología. Esta asociación que será formalizada mediante un convenio de colaboración permite entre otros beneficios: asegurar su continuidad al margen de los cambios en las instancias gubernamentales, así como su seriedad en el tratamiento de los temas al más alto nivel editorial.
La asociación anterior se fortalecerá con un editor responsable de la publicación, especializado en los aspectos de diseño, comunicación y distribución que contribuya a asegurar su periodicidad y alcances regionales. En este sentido, se ha acordado un convenio con la empresa española Mundiprensa. Esta editorial es la más importante distribuidora de libros en español sobre temas ambientales a nivel mundial y aunque su trayectoria principal se remite a bibliografía técnica, publica el informe anual del PNUD y la nueva época de la revista trimestral de la UNESCO "La naturaleza y sus recursos", así como la línea educativa del Ministerio Ambiental de España y ha estado fortaleciendo las áreas sociales y de humanidades en los últimos años.
La revista propiciará la colaboración de destacados especialistas en el campo de la educación ambiental, nacionales e internacionales. Varios serían los criterios de trabajo: el arbitraje como un requisito de publicación; el fomento a la investigación, la discusión teórica y el intercambio de experiencias prácticas; la diversidad de las instituciones (nacionales e internacionales) a las que pertenezcan los autores; la inclusión de resúmenes en inglés; la posibilidad de traducir artículos publicados en revistas homólogas de alto nivel en otros idiomas que pudieran ser de interés para la comunidad hispanohablante.
CONSEJO EDITORIAL
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Características de la revista
La política editorial
Tópicos en educación ambiental se publicará en español con una periodicidad cuatrimestral. Incluirá artículos sobre diversos aspectos de la educación ambiental: política y planificación; evaluación; curriculum; cultura; desarrollo sustentable; legislación; consumo; ciudadanía y civismo ambiental, etc. Publicará artículos redactados especialmente para la revista y se propondrán al autor los cambios necesarios de acuerdo con el estilo de la misma. Podrán publicarse artículos no solicitados siempre y cuando sean aceptados por los miembros del consejo editorial que los dictaminen; no obstante en estos casos, se pedirá a los interesados en publicar que presenten un guión en lugar de manuscritos ya finalizados. Esto permitirá obtener artículos que se adapten mejor a la planeación editorial de la revista.
Se promoverá especialmente la investigación y la discusión teórica sobre el campo de la educación ambiental, pero también se incluirán reportes de experiencias prácticas bien documentadas. Se preferirán artículos originales, aunque ocasionalmente podrán incluirse algunos de particular interés publicados en otros órganos editoriales, contando con la autorización correspondiente. Los destinatarios de esta revista podrán ser:
Aceptación de los artículos
Las colaboraciones se someterán a arbitraje, es decir, el Consejo Editorial decidirá sobre su publicación en un plazo no mayor de tres meses. No se devolverán originales. El autor recibirá un ejemplar de la revista y separatas.
Preparación y estilo del manuscrito
Los manuscritos deberán presentarse en español, francés, inglés o portugués, escritos a máquina a doble espacio en papel tamaño carta, por triplicado. Los que se presenten en idioma distinto del español serán traducidos y se devolverán al autor para cotejar la fidelidad de las ideas. Los originales deberán tener una extensión no mayor de 30 cuartillas, aunque ocasionalmente se aceptarán artículos de mayor extensión. Se incluirá un resumen no mayor de 300 palabras en inglés. El original deberá acompañarse de un diskette en word 5.0 o algún otro convertible.
La primera página del artículo debe contener el nombre completo del autor o autores, su cargo si trabajan para el sector gubernamental, educativo o no gubernamental, así como su dirección, número telefónico, de fax y de correo electrónico si es posible. Deberá entregarse un resumen del artículo.
Deberán escribirse los artículos empleando un lenguaje sencillo y conciso, con un estilo que los haga comprensibles e interesantes para los profesionales del sector educativo en general, y no sólo para quienes están interesados en el tema.
NOTA: El primer número de la revista se puso en circulación en Abril de 1999