Jornada Temática I : "Los Fondos Estructurales, el Fondo de Cohesión y el Medio Ambiente". Santander. Mayo de 1998

9. Integración

INTEGRACION DEL MEDIO AMBIENTE EN OTRAS POLITICAS

Salvador Rueda

Miembro del Grupo de Expertos de Medio Ambiente Urbano

Comisión Europea

Se están produciendo procesos de reflexión no solamente aquí sino en otros muchos lugares. La Red de Autoridades Ambientales tiene un nivel de responsabilidad muy grande porque el proceso de desarrollo de nuestro país, en términos económicos o tecnológicos, es muy potente y está reconocido en todo el mundo.

Pero también es cierto que todo el mundo reconoce que el proceso que llevamos no es sostenible. Y eso es un problema, no solamente en nuestro país, sino en la mayoría o en todos los países occidentales. Estamos en un proceso de crecimiento puro y duro en todos sus términos, aunque luego le pongamos paños calientes e intentemos reducir o maquillar en mucha ocasiones la gravedad de los problemas o las tendencias hacia las que nos dirigimos.

El esfuerzo que va a tener que hacer la Red de Autoridades Ambientales, como responsables de medio ambiente, será grande. Serán los que tengan que ponerle la guinda y, por tanto, la calificación al tipo de desarrollo que se va a generar en España. Por tanto, la idea de la sostenibilidad en parte se mantiene también en ustedes, quieran o no quieran. La responsabilidad está ahí. Por tanto, estos procesos de reflexión pueden dar mucho de sí, o no. Lo que sí es cierto es que programas comunitarios como los que hay delante para el período del 2000 al 2006, con miles de millones de ecus, dependiendo de cómo se manejen pueden hacer infinidad de cosas. Y, sobre todo, se pueden dejar de hacer aquellas que no se vean claras. Porque los procesos de diversibilidad preocupan más que las acciones que, en principio, pueden luego reducir su nivel de impacto.

Piensen en la costas de nuestro país. Si las tuviéramos que hacer de nuevo, seguramente las haríamos de una manera bastante distinta. La construcción o la destrucción de ese área tan preciada, de ese capital que, en muchos casos, está en proceso de marginalización y de degradación. Lo mismo pasa con nuestras ciudades y con nuestro campo. En muchos casos, si hubiéramos evitado hacer ciertas cosas no nos encontraríamos con las situaciones con las que nos encontramos.

Pensemos en el ciclo del agua dulce, tan necesaria. Se dice que el agua que llega al mar desde los ríos es agua perdida. Eso es una gran mentira. El agua que llega al mar es agua bendita para los ecosistemas del litoral que es donde crece la pesca. Los pescadores lo saben muy bien. Cuando la sardina da grasa, dicen en mi país, es que "moja el pan". Quiere decir que cuando la sardina está gruesa, está con grasa, que está lustrosa, quiere decir que ha llovido. En definitiva quiere decir que se le han aportado los elementos minerales, los elementos básicos para el desarrollo de la cadena trófica de la zona marítima. Con lo cual ya no vale decir que es agua perdida. Pero agua que dicen perdida, ¿para quién se pierde? ¿para nosotros?, ¿sólo para nosotros?.

Estoy introduciendo aquí, en ese esquema de sistema entorno, como elemento de análisis metodológico, que a partir de ahora y bajo la idea de la sostenibilidad, nos vemos obligados a preguntarnos cuál es el funcionamiento de los ecosistemas. Nosotros no lo tenemos en cuenta. Si lo tenemos en cuenta es, acaso, con ciertos estudios de impacto pero siempre limitados. Si usted hace, como en la mayoría de Comunidades Autónomas, un plan de carreteras que lo que pretende es homogeneizar al territorio, cuadriculándolo con perímetros de 4, 5 o 6 kilómetros de lado, miren ustedes a Madrid. Si ustedes hacen eso, si ustedes urbanizan de ese modo, si lo que quieren ustedes es homogeneizar así el territorio, sepan que la consecuencia es que de los sistemas naturales de eso no entienden, no son trasparentes a esa idea y se insularizan, se desgajan y se simplifica el nivel de complejidad del sistema.

Por otra parte, normalmente ocupamos las zonas más llanas, que son las zonas más fértiles. Además, junto con el desarrollo de las grandes infraestructuras de movilidad viene aparejado un consumo de suelo por una urbanización posterior. Porque son la punta de lanza del proceso de desarrollo económico. Otra de las consecuencias que tiene esa ocupación del suelo, precisamente, es su impermeabilización .

En consecuencia, lo que estoy diciendo va bastante más allá de la idea del estudio de impacto de cualquier infraestructura, sea del tipo que sea. Estamos hablando de un modelo. Y el modelo que hemos adoptado en nuestro país, el mismo que en la mayoría de los países de Europa, es el modelo anglosajón. Un modelo que hace una apuesta a nivel económico por una estrategia de carácter cuantitativo. Es decir, vamos a soportar el desarrollo económico, sobre todo en el consumo de recursos, y vamos a poner el negocio todo lo más rápidamente posible. Y, de hecho, lo que hacemos es gastar mucho dinero para ponerlo en solfa y lo más rápidamente posible. Si no, reflexionen un momento. De lo que se trata es de urbanizar al máximo ¿Cómo?. Pues el modelo escogido, fundamentalmente, es el funcionalista. Aquí voy a poner un polígono industrial, allí voy a poner un campus universitario, más allá voy a poner una zona de oficinas, en otro lugar del territorio la zona de compra en las grandes superficies. Y desparramadas de aquí para allá y acullá, coloco las diferentes urbanizaciones residenciales, que estarán también segregadas en el espacio socialmente, según la renta. Unos podrán acceder a este espacio, otros a aquel y otros a aquel de más allá, dependiendo de su capacidad económica.

Al final, aparte de los problemas ambientales, estamos a la vez creando problemas de descohesión social. Es un modelo que hemos escogido y que va en contra del modelo que siempre hemos tenido, que es el de ciudad compacta y diversa. Ese modelo por el que se pirra ahora mismo la mayoría de gente americana y europea estudiosa del tema de la urbanización. Están intentando reinventar lo que ya está inventado, lo que nosotros tenemos, pero que intentamos, de algún modo, copiar y trasladar a nuestro país.

El modelo anglosajón, al final lo que hace es ocupar mucho suelo. En la mayoría de las regiones de nuestro país, en la mayoría de las grandes ciudades de nuestro país, se ha ocupado más suelo en 20 años que en los 2000 años anteriores. Piensen ustedes en su ciudad a ver si no es así. Se consume más energía que nunca porque la curva de consumo energético es prácticamente exponencial. Evidentemente que viene motivado por el hecho de que hemos separado las cosas y que para movernos necesitamos un vehículo de aquí para allá, para cualquier actividad cotidiana. Y fíjense en la potencia instalada de una persona para ir a hacer cualquier cosa cotidiana, como es ir a la compra o al trabajo o al estudio. Si lo hace a pie, quiere decir que consume alrededor de 100 watios, entre 100 y 150 watios. Es decir, una bombilla. Un coche tiene una potencia instalada de 73.000 watios. Es decir, más de 600 veces más. La llevamos pegada al trasero, para arriba y para abajo, cuando vamos en coche. Multipliquen ustedes y se darán cuenta inmediatamente cuál es el esquema de multiplicación de esa realidad.

En cuanto a materiales fungibles y de construcción sucede lo mismo. Hagan ustedes el mantenimiento de una casa unifamiliar o hágala de un bloque de pisos con medianera incluida. No tiene nada que ver. No hablamos ya de las infraestructuras para movernos y para llegar cualquier tipo de servicios en esas zonas. Para mantener eso se necesita mucho dinero y eso se hace a costa de la explotación de otros ecosistemas, más o menos cercanos, o más o menos lejanos. De hecho, podemos ir a buscar los materiales al otro lado del mundo porque la energía es barata. Y, por tanto, lo que estamos haciendo precisamente es introducir elementos de descompensación y de explotación en otros espacios.

En cualquier caso, como resumen, diré que el modelo de ordenación del territorio prácticamente incluye la mayoría de las políticas ambientales en todos sus términos. Ese modelo deberíamos pensarlo mejor porque somos los que estamos mejor capacitados para darle la vuelta al asunto. Somos los que estamos en mejores condiciones. En el sur, nuestras ciudades "mediterráneas" están en unas condiciones increíblemente buenas para dar un salto distinto. ¿Sobre qué se habría de basar entonces la competitividad dentro de las regiones? Pues entre los sistemas urbanos en nuestro país, desde mi punto de vista. Creo que la gran posibilidad que tenemos es en aplicarnos, en ofrecer medidas, en soportar nuestra acción sobre la información y no tanto en el consumo de recursos. Ahí es donde, desde mi punto de vista, está la clave del asunto.

Esta sería, digamos, una apuesta de intentar analizar esa idea de estrategia de competitividad, de poder o de influencia que uno puede tener, o que un espacio puede tener en relación a otros. Y lo que planteo es, precisamente, que en este campo el poder estaría en relación a dos grandes factores: la energía y la información. Pero la información organizada, estructurada en el espacio. Fíjense ustedes que si analizan cómo se han gastado los Fondos Estructurales y de Cohesión en este período que ahora está en proceso de acabar se darán ustedes cuenta que la relación entre el consumo en infraestructuras, en esa estrategia de consumo de recursos de todo tipo, de tipo material, fundamentalmente, en el territorio y en nuestro país, es de 9. Mientras que las acciones iniciadas y desarrolladas en innovación, en nuevas tecnologías, en conocimiento, en investigación, en lo que sería el equivalente al de la información, son de 1. La relación es de 9 a 1. Y éste es el modelo escogido en estos momentos.

También les digo a ustedes que esta propuesta de desarrollo es una propuesta que los otros países ya han realizado. Y nosotros queremos acercarnos a esos ratios de metros cuadrados por habitante o por cada mil habitantes de autopista. La pregunta es, ¿dónde quiere vivir la gente del norte? ¿En el norte? ¿O quieren vivir aquí?. Y nos tenemos que preguntar el porqué. La mayoría de la gente quiere ir al sur. La calidad de vida es mucho mayor, los espacios libres son mucho mayores, la relación con la naturaleza es realmente distinta. Nosotros tenemos esas oportunidades. La pregunta es, ¿podemos tener oportunidades de competitividad sin tener que pasar por ese trámite?. Esa es la apuesta en la que yo creo que debemos pensar.

Ahora mismo los países del norte ¿sobre qué están invirtiendo? Pues están invirtiendo en conocimiento. Están invirtiendo en información y están invirtiendo en poder. Porque la información se multiplica y la energía sólo se suma. Por tanto, nos vendrán con toda la tecnología del mundo. La que ustedes compren para hacer infraestructura, díganme si no para hacer qué. Ustedes van a ver una depuradora en Alemania y es de acero inoxidable. Pues yo quiero una como ésa, porque dura mucho y esto es así.

Por tanto, creo que es bueno que recapacitemos, le demos la vuelta al asunto y hagamos una apuesta por estrategias de competición distintas. Pero estrategias de competición que nos pueden permitir además ser capaces de aumentar la información estructurada. Quiere decirse que, al final, la información no es compacta. Y nosotros queremos, sin embargo, la información toda ahí dentro. Piensen ustedes como era cualquiera de sus ciudades ahora o antes de que empezaran los coches a funcionar. Ahora es más compleja, hay más de todo en cantidad y en calidad. Pero se ha hecho a costa de un consumo de recursos tan brutal que es insostenible. Si todo el mundo quisiera aplicar este mismo esquema de trabajo, se dice que no sería capaz la tierra de soportarlo. O al menos, la situación de conflicto llegaría a una situación tal que nos haría pensar en el proceso inicial.

En consecuencia, la cuestión desde mi punto de vista, es que en nuestros sistemas son los que más impactan en el conjunto de sistemas de la tierra. Por tanto, si somos capaces de, en lugar de mirar hacia fuera, de mirar hacia dentro, de concentrar la información en su interior, la información estructurada en su interior, tendremos más de todo y diverso. Quiere decirse que tendremos concentrados los elementos que nos permitan hacer cualquier actividad de la vida cotidiana, cualquier intercambio, sea económico o sea de información, sea educativo, sea del tipo que sea. Por otra parte, reduciremos drásticamente el consumo de recursos en todos los sentidos. No solamente de suelo, de energía, de materiales, etc.

Por tanto, y por varios motivos, creo que tenemos que ser capaces de repensar nuestras ciudades. De repensarlas como uno de los ejes básicos medioambientales. Porque entendemos que la ciudad, los sistemas urbanos mejor dicho, son los sistemas que más impactan en el conjunto de sistemas de la tierra. También los locales y los regionales. Esta idea sí que nos acerca a la idea de sostenibilidad, al proceso de sostenibilidad. Es algo más que la idea de medio ambiente. El medio ambiente sobre todo está ligado a las disfunciones del sistema, a la contaminación atmosférica, a los residuos, a las aguas residuales, y cosas de este tipo.

Y yo creo que hemos de ir, precisamente, a reivindicar el funcionamiento del sistema, los modelos de funcionamiento del sistema como única salida, desde mi punto de vista, si tenemos en cuenta las incertidumbres que ahora mismo hay en todo el mundo, en todos los sentidos, tanto de recursos limitados como de entropía que hemos inyectado en el propio ambiente. Venimos obligados a repensar conjuntamente, a integrar las políticas medioambientales en sentido amplio, en el conjunto de las políticas. ¿Cuál sería el modelo ideal de sostenibilidad en nuestro país?, Pues es muy fácil. Sólo es cuestión de mirar como era nuestro sistema y lo que descubrimos es que era un mosaico de zonas de cultivo, de pastos, de zonas forestales, de bosques de ribera, de setos, de vallas, de elementos que generaban mucha biodiversidad. Y también núcleos, nodos densos urbanos del tamaño que se quiera pero que permitían, de algún modo, distinguir los distintos elementos componentes del sistema general y a la vez nos permitían preservar las leyes de su funcionamiento.

Eso ha funcionado durante centenares de años en Europa. Se ha demostrado que es sostenible. No vamos a inventar la sopa de ajo. Está demostrado. Hemos de ser capaces, desde mi punto de vista, de introducir la idea de eficiencia en el desarrollo de nuestras organizaciones. Algo que hemos perdido. Lo realmente preocupante es que estamos compitiendo y derrochando los recursos sin tener en cuenta el consumo de recursos. Basamos nuestra lógica económica en consumir más, y mucho más y de todo, sin importar qué. Sin importarnos incluso la eficiencia en ese consumo. Esa forma de actuar, en los sistemas naturales está prohibido. El que entra por esa vía tiene los días contados.

No hay sistema, ni individual, ni ecosistema, que sea capaz de mantenerse en el tiempo sin ese proceso de eficiencia. Hay una ley en la naturaleza que dice que se debe maximizar la entropía en términos de información. En otras palabras, se debe de ser más eficiente cada vez en el proceso de consumir recursos y que estos se conviertan en ese momento en materia organizada. Les voy a poner un ejemplo para que entienda, digamos, lo que quiero decir. Nosotros hoy hemos comido patatas y calamares.

Hemos tenido que desorganizar esos organismos para organizarnos nosotros. La cantidad de energía que hemos tenido que destruir, de materia que hemos tenido que degradar, es de un cierto nivel. Pero lo hemos hecho con una cierta eficiencia, bastante eficiencia. Piensen ustedes ahora en nuestras organizaciones a nivel general. Eso es un despilfarro en todos los sentidos. Por tanto, la idea de sostenibilidad está ligada también a esta función y a esta tendencia. El consumo de recursos en el tiempo tiene que ser menor y tiene que aumentar, en cualquier caso, la complejidad o la información organizada. Y es "en el tiempo" porque la idea de sostenibilidad es una idea de proceso. Es en el tiempo y tiene que ir disminuyendo paulatinamente. Si no lo hace estamos perdidos. Piensen ustedes en esas urbanizaciones en donde de complejidad no hay nada. Hay gente homogénea y nada más.

No hay actividades, no hay elementos, no hay portadores de información que contacten entre ellos. Todo es homogéneo. La gente que contacta son gente de igual a igual. En los campos universitarios los estudiantes contactan con los estudiantes y poco con los profesores. En todos los lugares estamos homogeneizando el territorio. Cuando nuestras ciudades, precisamente, lo que hacen es aumentar la complejidad, la diversidad de lo que hay dentro. Esto ahora lo estamos aumentando a nivel de escala general porque en nuestras grandes ciudades hay de todo y mucho. Pero cuando lo analizamos por partes es mínimo. Es horrorosamente mínimo, homogéneo, pobre en información.

Y por eso necesitamos una energía increíble para hacerla funcionar. Cambiemos los términos. ¿Cómo podemos hacer?, ¿Cómo podemos aplicar esos miles de millones de ecus en este tipo de políticas?. Esto significa entrar en un proceso estratégico de mejora del país, no lo duden, de mejora del país y de aumento del nivel en todos los sentidos. Yo prefiero no apostar tanto en una empresa obsoleta que me está siempre acogotando. Y hacerlo en cambio en empresas que puedan permitir dar trabajo a un número de trabajadores determinado pero que introduzcan elementos de información y del valor añadido que nos da el conocimiento, la investigación y la información. No sé si conocen los tomates de Montserrat.

Hay una idea que debemos empezar a plantearnos en todas las acciones que hagamos, aparte de aportarlas, metodológicamente, con esa unidad sistema- entorno. Tan importante es el sistema como el entorno. Pues bien, una persona puede plantar una hectárea de tomates y obtener un beneficio. Pero esa misma persona puede plantar un cuarto de ese espacio con tomates de Montserrat, que son tomates que tienen valor añadido. Ha plantado menos pero ha obtenido el mismo beneficio. En consecuencia, tenemos que introducir información en cada uno de los elementos. Ahora, a lo mejor, es un problema. Pero si le añadimos información no deja de ser un recurso. Los purines que nos venden los holandeses en Andalucía, en Almería, son purines que para ellos es el veneno número 1. Porque tienen 14 millones de cerdos y no saben qué hacer con los purines. Pues hacen un tratamiento y los venden mejorados. Los venden como abonos con material orgánico que mejora la biofertilidad del suelo.

Esa es la apuesta, como resumen, de lo que quería comentar.

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