El Aserradero de Valsaín se encuentra ubicado en el Monte Matas de Valsaín y procesaba la madera que se extraía de los Montes de Valsaín conforme a los documentos de planificación.
Nació en 1884, bajo el patrocinio de la Casa Real, con máquinas accionadas a vapor. Posteriormente, tanto los Montes de Valsaín como el Aserradero, pasaron a depender de Patrimonio Nacional, permaneciendo en esta situación hasta el 16 de julio de 1982, fecha en la que por la Ley 23/82 se transfieren tonto el aserradero como los montes al Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ICONA).
El edificio del Real Taller de Aserrío Mecánico ha sido restaurado en 2022. En este mismo año mediante Real Decreto 564/2022, de 5 de julio BOE de fecha 6 de julio ha sido declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento. La nave alberga en la actualidad las dos calderas que producían el vapor y la máquina de una potencia de 90 CV construida en Gante con licencia de patente de G.H. Corliss, que mediante una cinta sobre su volante de inercia movía un eje situado en el sótano. Este eje dotaba de movimiento a las nueve máquinas instaladas.
En 1952, Patrimonio Nacional construyó una nueva nave, disponiendo en ella un cabezal o máquina principal, una desdobladora, una galera y una sierra pendular, instalándose una fábrica moderna para aquella época, pero claramente anticuada cuando el Aserradero fue transferido al ICONA.
La última remodelación comenzó en 1985 y supuso su automatización, dotándolo con una moderna maquinaria para su proceso de producción. Fue realizada por el Ingeniero Técnico Forestal D. Fernando Espiga Valenciaga. En octubre de 2005, se produjo un incendio que afectó totalmente a la maquinaria y parcialmente al edificio que la alberga. Este percance supuso la paralización de la actividad productiva durante un amplio periodo.
Tras la adquisición y montaje de una maquinaria dotada de la tecnología más puntera disponible en estos momentos, en el año 2010 este aserradero recuperó su actividad.
En el año 2012 se paraliza la actividad de aserrío. Tras dos intentos fallidos, en 2015 se reinicia la actividad de Real Taller de Aserrío al adjudicarse mediante concurso por procedimiento abierto y formalizar el contrato administrativo especial para la prestación del servicio de explotación del Aserradero de Valsaín. Este contrato fue rescindido por diferentes motivos en 2017.
Actualmente se encuentra en proceso su posible puesta en marcha mediante concesión pública.
El Aserradero del monte Cabeza de Hierro se encuentra ubicado dentro del límite del monte, concretamente en el km 26 de la carretera M-604. El aserradero se encuentra actualmente en funcionamiento y es gestionado únicamente por sus actuales propietarios, la Sociedad Belga de los Pinares del Paular, anteriores propietarios del monte.
En 1840 la Sociedad Belga de Fincas Españolas adquirió el monte, así como unos terrenos del antiguo convento y Hospital de los Padres Agonizantes, situados en Madrid, cerca de la Puerta de Atocha, a la altura de los números 153 y 155 de la calle de Atocha. En 1876 esta Sociedad pasa a denominarse Sociedad Civil Belga de los Pinares del Paular, nombre que conserva hasta la actualidad.
La explotación del monte Cabeza de Hierro se remonta siglos atrás, pero es en 1876, cuando la Sociedad Civil Belga de los Pinares del Paular construye una serrería de vapor en los límites del monte para la explotación de madera maciza de pino silvestre, especie mayoritaria del monte. El aprovechamiento de la madera mediante cortas de regeneración, nunca por cortas a matarrasa, ha servido para la producción de madera estructural, trozas para chapa, y madera de carpintería. Llegaban diariamente decenas de carros cargados de madera de la sierra. En el camino que seguían los transportes de madera desde El Paular hasta Madrid, la Sociedad Civil Belga de los Pinares del Paular estableció otros talleres y almacenes en los pueblos de Villalba y La Cabrera.
A mediados del siglo XIX la madera tenía una alta demanda en el sector de la construcción, lo que propició el auge de la compañía. En 1924 remodeló sus locales y construyó dos grandes naves en 1925, una dedicada a serrería y talleres, y otra a almacén y secadero. Los talleres estaban equipados con tecnología avanzada y moderna maquinaria eléctrica. Esta actividad complementaba la venta de madera y permitía que los profesionales salieran de la serrería con las piezas de madera listas para su ensamblaje y acabado en su propio taller.
La Serrería se mecanizó en fases sucesivas. Entre 1911 y 1914 se instaló un motor eléctrico de 20 caballos de fuerza. En 1916 se complementó con un nuevo motor secundario. Una vez terminadas las obras de construcción de los nuevos edificios, en 1927 se sustituyeron ambos motores por uno de 25 caballos, que más adelante fue sustituido por un motor diésel. Hasta ese año la serrería disponía de: un cepillo regruesador, una cepilladora, una tupí, una sierra de cinta, dos afiladoras de cuchillas y sierras y un ture.
En 1927, el ingeniero Manuel Ortega diseñó una nueva configuración de las instalaciones, cuya maquinaria siguió en funcionamiento hasta el cierre de la Serrería. Se componía de: tres sierras de cinta, dos cepilladoras, dos regruesadoras, dos tupís de ejes ranurados, un disco circular de mesa basculante, una cadena de escoplear, una cadena para espigar y hacer palos redondos, tres máquinas de afilar, una de cuchillas y dos de cintas de sierra.
En el 1950 la compañía registró un declive que le lleva, en 1954, a diversificar su actividad y construir el Hotel Mercator en la parte del solar que bordea la calle Atocha.
A finales de los años 1970, se cierran las naves de la calle Alameda y se mantiene una actividad reducida a almacén y taller de molduras en las naves de la calle Cenicero, que terminarán por cerrar en los años 1990.
La empresa vende en el 2000 el hotel, un solar y un edificio adyacentes a una empresa privada que construirá el hotel Paseo del Arte, y el conjunto de la serrería al Ayuntamiento de Madrid. La rehabilitación de las naves se enmarcó dentro del programa Intermediae, que planteaba su uso futuro dentro del proyecto de arte contemporáneo. En 2005 un incendio destruyó la nueva subestación eléctrica del Mediodía que se había construido en un solar colindante para sustituir a la original. Aquel accidente liberó un espacio que se aprovechó más adelante para crear la Plaza de Las Letras, por dónde se accede al edificio actual de la Serrería.
Entre 2009 y 2012 se rehabilitaron y remodelaron los edificios dando lugar a las nuevas instalaciones, que albergan desde 2013, el centro cultural metropolitano Medialab Prado.