Parque Nacional del Teide

El clima en el Parque Nacional del Teide

El clima del Parque Nacional del Teide está condicionado por las extremas condiciones de altitud-con el pico más alto de España a 3.718m- una fuerte insolación y variación térmica. Se puede definir como un clima continental subalpino, muy diferente al imperante en las zonas bajas y medias de la isla de Tenerife.

Cinco estaciones meteorológicas de la Red de Seguimiento del Cambio Global, ubicadas en puntos estratégicos del parque a más de 2.000 m de altitud, son un valor esencial para cuantificar el cambio en la atmósfera y poder comparar con lo que sucede en otras regiones montañosas de España. El calentamiento climático en estas zonas es de los más elevados que se conocen de modo que su monitorización continua es esencial. 

Estaciones meteorológicas en el Parque Nacional del Teide

El clima de Canarias se encuentra influido, especialmente, por las altas presiones del anticiclón de las Azores que actúa como generador y emisor de vientos de componente noreste, denominados alisios.

La gran Caldera de Las Cañadas del Teide, depresión de unos 17 km de diámetro, está limitada al noreste, este y sur por abruptas zonas escarpadas de hasta 700 m de desnivel, y sobre ella se asienta la montaña del Teide. Por ello, casi toda la superficie del parque nacional se encuentra por encima de los 2.000 metros de altitud y está exenta, en cualquier época del año, de la influencia de la humedad que aportan los vientos alisios; la escasez de precipitaciones le confieren una aridez difícilmente comparable a otras áreas de montaña, con grandes oscilaciones térmicas, vientos fuertes y elevada insolación. 

En invierno, el anticiclón se sitúa próximo a las islas, provoca mayor estabilidad y la acción del alisio se atenúa. En cambio, en verano, el anticiclón se aleja hacia el norte y origina un soplo constante de los alisios cargados de humedad tomada del mar que topan con la vertiente norte de las islas dando lugar a una zona de nieblas, el famoso «mar de nubes”, que deja su influencia entre los 800 y los 1.600 m de altitud, cuya humedad favorece especialmente el desarrollo de la vegetación. Por encima de esa altitud, el aire  es seco y cálido, que condiciona la marcada sequedad de la zona afectada por esta capa de aire. 

La Caldera de Las Cañadas recibe precipitaciones muy irregulares, se puede superar los 800 mm  o no alcanzar los 50 mm. El invierno registra el 50% del total de las precipitaciones y suele nevar unos 10 días al año, generalmente en enero y febrero, y en menor medida durante marzo y diciembre. La nieve supone, aproximadamente, el 32% de la precipitación total.

Las notables variaciones térmicas entre meses, dentro de cada mes e incluso diarias confieren a la Caldera de Las Cañadas su mayor peculiaridad. Es relativamente frecuente que la diferencia térmica entre el día y la noche oscile entre 10°C y 20° C, según datos de la estación meteorológica Jardín de ElPortillo. Pero dentro de Las Cañadas aparecen pequeños microclimas, así las temperaturas de la zona del Parador, Base del Teide y Cañada de la Grieta, generalmente son más frías, y en la zona de Boca Tauce, suelen ser más cálidas.

Uno de los parámetros que mejor definen al parque es su baja humedad relativa en cualquier época del año, por debajo del 50%. Los días de niebla, lluvia o nieve superan estos niveles, pero en cuanto cesa la precipitación, nuevamente la humedad del aire vuelve a bajar de forma rápida.

La insolación, horas efectivas de sol, es una de las más altas de España debido al alto número de días despejados y a la ubicación, en la latitud 30o, de la isla; aquí los días son más largos, con una media de 7 horas diarias de sol, que representan 3.000 horas de sol anuales.

La Caldera de Las Cañadas es una zona más o menos abrigada de los vientos por la disposición de las paredes del anfiteatro que cuenta con tramos de 600 m de desnivel, pero a mayor altitud los vientos suelen ser fuertes y racheados. 

El clima condiciona la biodivesidad

Los ecosistemas representados en este parque están ligados a procesos volcánicos y vegetación asociada. Situado en el centro de la isla de Tenerife, es la única zona de alta montaña subtropical de Europa. El clima determina las condiciones ambientales, cuya impronta se manifiesta claramente en los diferentes recursos vivos. Cierto es que sus espectaculares paisajes destacan por sus conos volcánicos y coladas de lava con extraordinarias formas y colores. Pero no podemos relegar la gran riqueza biológica, el alto porcentaje de especies vegetales endémicas y la importancia en cuanto a número y exclusividad de su fauna invertebrada.

Las especies vegetales adaptan su ciclo vital a las condiciones extremas de sequedad del aire, alta insolación, fuertes vientos y escasez de agua; los dos arbustos más representativos son leguminosas: la retama del Teide, que en primavera se cubre de flores blancas o rosáceas, y el codeso, con flores amarillas. También la hierba pajonera, resurge en primavera y trasforma su aspecto pajizo en una planta floreada en amarillo. Las comunidades de violetas del Teide, emblema del parque, habitan por encima de los 2.500 m, la planta de España que florece a mayor altura y lo hace saliendo entre las piedras volcánicas tras el azote de la nieve y temporales de agua. El espectacular tajinaste rojo puede llegar a alcanzar una altura de hasta 3 m y presenta cientos de minúsculas flores de color rojo intenso durante la primavera. Hay especies exclusivas como el cardo de plata y el tajinaste picante o azul, que sólo es posible contemplar en esta zona.

Cada estación ofrece una visión diferente, aspecto árido y seco en verano, vivos colores en primavera y la nieve en invierno. Cuando el aire gélido sopla con fuerza, podemos observar pequeños cristales de hielo que enfundan las ramas de las retamas y otras plantas resistentes a estos singulares adornos, es el curioso fenómeno invernal de la cencellada.

En el catálogo de fauna sorprende el rico número de invertebrados con más de 1.400, con muchos endemismos (el 5% son exclusivas del parque, el 10% de Tenerife y el 27% de Canarias) y sus reptiles: el lagarto tizón, el perenquén y la lisa. 

La avifauna, más escasa que en zonas continentales. El pinzón azul, con su fuerte pico adaptado a la alimentación de semillas de pino canario sobretodo del cinturón de pinares que rodea la alta montaña. Otras aves comunes son el cernícalo común, el alcaudón real, el ratonero común y el canario. De mamíferos, sólo los murciélagos fueron capaces de alcanzar y adaptarse a las islas.