5.2 Metodología de censo

 

La metodología utilizada durante el primer inventario nacional en 1988 fue la del transecto en banda y por extensión la de las estaciones de escucha pero ha quedado comprobado que con estos métodos se tiende a sobrevalorar el tamaño de las poblaciones debido a la dificultad de estimar la distancia a la que están los individuos respecto al observador, derivándose una serie de problemas ante esta dificultad: el primero es la necesidad de extrapolar densidades relativas a una superficie de hábitat potencialmente adecuado, que siempre es difícil de definir para una especie tan selectiva al respecto; El segundo está relacionado con el seguimiento futuro de las poblaciones, a realizar previsiblemente por personal no especializado, o al menos heterogéneo en su grado de conocimiento de la especie, ello implica una falta de representatividad a la hora de comparar resultados de aplicarse tal metodología.

Debido a toda esta serie de factores ha sido necesario diseñar una metodología de censo específica para esta especie. Consiste básicamente en la obtención de un mapeo de territorios mediante recuento de individuos sin obtener densidades relativas, éste método se asemeja a un censo absoluto, más utilizado en aves de tamaño mediano o grande.

Dada la dificultad de localizar visualmente a los individuos, se detecta su presencia por su característico canto. Aunque el canto y los reclamos pueden oírse a lo largo del día la máxima actividad tiene lugar al amanecer (Garza, obs. Pers.). Los machos empiezan a cantar en noche cerrada registrándose el máximo número de cantos en el momento que comienza a amanecer con una duración variable, normalmente de una hora a una hora y media, en consecuencia los censos deberán comenzarse entre media hora y una hora antes del amanecer. En cualquier caso el momento en el que los machos comienzan a cantar resulta variable ya que incluso entre dias consecutivos puede adelantarse o retrasarse de 15-30 minutos. También es variable el intervalo de tiempo en el que se mantiene la actividad de canto.

Con un tiempo de censo tan reducido, la tarea de censar poblaciones pequeñas y fragmentadas resulta extremadamente laboriosa. Por esta razón, en estos casos se amplia el horario de censo, aprovechando los momentos del día durante los cuales se registra un aumento de la actividad de canto de forma espontánea o provocada mediante la reproducción de grabaciones con el canto de la especie.

Teniendo en cuenta la detectabilidad de la especie, los censos irán dirigidos exclusivamente al recuento de machos dado que no existen evidencias de que las hembras canten aunque con toda seguridad emiten reclamos de diferente tipo. Esta puntualización es importante puesto que los resultados no deben interpretarse como número total de individuos sino como número de territorios ya que el canto durante el periodo reproductor es una señal inequívoca de comportamiento territorial.

Antes de llevar a cabo los censos es preciso identificar las zonas donde se encuentra la especie. Para ello se cuenta con la información de los autores que realizaron el censo en 1988, la exhaustiva revisión bibliográfica y las entrevistas con ornitólogos y naturalistas.

Otro aspecto a tener en cuenta es el de los muestreos preliminares. Uno de los objetivos de los muestreos preliminares es la localización de áreas no conocidas y de pequeñas manchas de matorral en el entorno de las ya conocidas y donde también pudiera haber presencia de la especie. Su ausencia solo puede descartarse cuando no se ha detectado durante escuchas efectuadas al amanecer o bien tras realizar dos o tres visitas durante el día; en este último caso, es de gran utilidad el empleo de reclamos grabados que facilitan la detección de individuos que no cantan de forma espontánea durante los muestreos. Una vez establecida la existencia de una población, debe llevarse a cabo una prospección preliminar de la zona para familiarizarse con las zonas y definir un recorrido de censo.

A la hora de fijar un recorrido de censo es importante tener en cuenta la forma y extensión de la zona a censar. En lo que se refiere a la forma, los mejores resultados se obtienen cuando se trata de manchas alargadas, de anchura no superior a 400-500m y delimitadas por hábitats no adecuados para la Alondra ricotí como puedan ser cultivos o laderas, en este caso es muy probable detectar todos los individuos que canten. Problemas mayores presentan aquellas zonas más extensas debido a las posibles confusiones a la hora de determinar el número de machos sobre todo cuando se trata de individuos cantando en vuelo desplazándose de un punto a otro. De manera que un mismo individuo cantando en diferentes posiciones puede ser contabilizado varias veces; ante esta situación se optará por sectorizar la zona estableciéndose límites que minimicen la duplicación de individuos, aun así los censos realizados en zonas extensas pueden no ser tan precisos como los de zonas más pequeñas.

Durante este tipo de censos resulta contraproducente la utilización continuada de reclamos grabados ya que puede alterar el comportamiento de las aves de manera que su uso en periodos de máxima actividad de canto provoca el desplazamiento de machos hasta el lugar desde donde se emite la grabación lo que dificulta su recuento. Sólo es recomendable en los casos en que se están finalizando los recorridos de censo donde por causa del horario puede haber algunos individuos que hayan dejado de cantar por lo que se les puede provocar el canto a través del reclamo grabado.

Cada individuo detectado en el censo se georreferencia mediante GPS, los puntos obtenidos se tratan en un GIS para corregir posibles duplicaciones y obtener la superficie real por donde se distribuye la población.