Hasta la fecha se han evaluado más de 4.000 olmos, disponiéndose en la actualidad de un total de 53 genotipos seleccionados por su resistencia, crecimiento y belleza. Olmos como MA-CM 1.8, GU-SE 1.21 o M-MT 1 x VA-VV 22.26 han mostrado marchitamientos inferiores al 10 por ciento tras su segundo año de inoculación y unos rasgos morfológicos muy similares a los considerados como propios de la especie U. minor. Los árboles seleccionados se conservan en un banco de olmos resistentes, y serán utilizados en el futuro como progenitores en sucesivos cruces controlados.
Dado que un ciclo de mejora requiere un período de seis a nueve años, dentro del programa se han dedicado esfuerzos al desarrollo de otros métodos de selección precoz. Por un lado se expusieron células de olmo cultivadas in vitro a filtrados de las especies O. ulmi y O. novo-ulmi, pero no se observó una relación positiva entre el crecimiento de las células y la resistencia in vivo de los olmos. Esta respuesta estuvo motivada por la interacción entre los compuestos empleados en los filtrados (Díez y Gil 1999). También se utilizaron como posibles marcadores de selección las enzimas PAL, TAL y CAH, implicadas en la activación del metabolismo fenilpropanoide para la defensa ante patógenos. Sin embargo, de los ensayos realizados tampoco se desprendió su validez para la selección (Díez 1996; Díez y Gil 1998). En último lugar se buscaron, en olmos jóvenes, relaciones entre la susceptibilidad a la grafiosis y algunos parámetros fisiológicos (potencial hídrico, transpiración, conductancia estomática o conductancia hidráulica específica foliar). La falta de correlación hallada no permite utilizar estos parámetros para la selección precoz (Solla et al. 2001).