Modalidad: Ruta con guía-intérprete gratuito del parque nacional
Punto de inicio: puerta de acceso a la finca pública de Gargantilla, a la que se accede por una pista de tierra de unos 3 km que sale del punto kilométrico 37 de la carretera CM-4157 (Navahermosa-Embalse del Cíjara).
Duración: 4 horas (circular)
Longitud: 10 km (circular)
Desnivel: 150 m.
Dificultad: baja.
Recomendaciones: ropa y calzado cómodo durante la visita. Llevar comida y agua, pues esta ruta está muy alejada de núcleos urbanos.
La ruta transcurre por un agradable valle con rebollares y alcornocales, y en el camino, además de disfrutar de vistas panorámicas de los Montes, nos encontramos una charca en cuyas orillas es fácil ver distintos anfibios.
Una vez situados en Gargantilla, el recorrido comienza siguiendo la pista central que discurre a través de un alcornocal en buen estado de conservación, y por el camino se va observando una magnífica panorámica de los Montes de Toledo, especies como quejigos, madroños y majuelos, y rapaces como el águila culebrera y el águila calzada.
El camino nos conduce hasta una charca artificial en cuyas orillas es fácil ver alguna rana común, sapillo pintojo y galápago leproso, y dependiendo de la época del año en ella podemos observar la garza real, la cigüeña negra y otras aves acuáticas. Se pueden ver los rastros y huellas que dejan animales como el jabalí o el ciervo, que se acercan hasta sus orillas para beber.
A lo largo del camino iremos encontrando desniveles con pendientes suaves, hasta llegar a la última etapa del itinerario, que transcurre por un robledal de fondo de valle, donde especies como los rebollos, arces y espinos nos acompañarán a lo largo de parte de nuestro recorrido, y donde numerosas aves como el pinzón, el agateador común, carboneros y herrerillos serán fácil de observar.
Según nos adentramos en el robledal encontramos otra de las charcas artificiales que se hicieron en su día para abastecer a los animales en épocas del año más secas, y que con el paso del tiempo se ha naturalizado, cubriéndose de diversas especies de plantas acuáticas como los ranúnculos, que tapizan el agua y que sirven a numerosas larvas de anfibios como el gallipato, salamandra común, tritón ibérico y la culebra viperina de refugio para esconderse y camuflarse
A medida que vamos llegando al final, dejamos atrás el valle y por el camino que va ascendiendo podemos ir observando el contraste de zonas de matorral y alcornocal denso hasta el final de nuestro recorrido.