Los sonidos del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente

Un buen escenario para un buen concierto

Los sonidos del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente


Una sensación de inestabilidad se apodera del visitante al asomarse a la Caldera de Taburiente, quizá el mayor agujero excavado en todo el planeta. Las pendientes son de vértigo, el terreno se desmenuza sólo con pisarlo y cae hacia el interior del gran hoyo. Los pináculos que se elevan hacia el cielo, muy a menudo envueltos por el mar de nubes, no ofrecen ninguna confianza. Tan rápida es la erosión y tan frecuentes los derrumbes que muchos accidentes geográficos carecen hasta de nombre.

En estas condiciones, lo normal es que hagamos el recorrido sonoro por los parajes del Parques Nacional de arriba a abajo. Nos dejaremos caer desde las crestas y degolladas del borde de la Caldera hasta el fondo, a menudo acompañando a las aguas que, mejor o peor contenidas por acequias y galerías, fluyen hacia el interior del cono.

Los bosques de pino canario de la Caldera forman una masa bastante uni-forme, sobre un terreno, a su vez, geológicamente muy joven. Por ello la variedad faunística y, por tanto, sonora, no es muy alta. Fenómeno común a todas las Canarias, por otra parte. Sus principales valores son más paisajísticos y botánicos. Pero eso no es un problema: donde hay un buen escenario, siempre habrá un buen concierto.

Carlos de Hita

Cortes sonoros

Ficha técnica