El Lago Ercina forma parte, junto con el Enol y el Bricial, de los llamados Lagos de Covadonga. Estos lagos son emblemáticos en el imaginario asturiano y nacional, formando parte del Parque Nacional de los Picos de Europa. El Ercina es un lago de media montaña, poco profundo y con aguas alcalinas, siendo la única masa de agua declarada en dicho tipo y, por tanto, representativo del mismo. El origen del lago Ercina es paralelo al del lago Enol, aunque los sedimentos que van a parar al lago, mucho más somero, amenazan con colmatarlo hasta su desaparición de forma natural, como ya ha ocurrido con otros lagos. Sin embargo, los responsables de la Mina de Buferrera, construyeron un muro de contención para impedir su desagüe por la parte oeste, limitando la llegada de agua al sumidero. Aunque la intención era la de abastecer de agua a las labores, impidieron el fin de uno de los puntos más emblemáticos de la Cordillera Cantábrica.
En el lago Ercina puede reconocerse una alta diversidad de vegetación acuática, anfibia, helófitica y marginal. Destacan las densas praderas sumergidas de algas caráceas (Chara vulgaris s.l y Chara globularis), que cubren el fondo de una forma más o menos continua, y las plantas anfibias y acuáticas enraizadas como Potamogeton natans o Potamogeton pusillus. También se aprecian turbera flotante oligótrofa, en el margen oriental del lago, que presentan un elevado valor biogeográfico, por ser propias de las zonas más térmicas del piso colino o montano inferior, y presentarse aquí de forma vinícola, debido al matiz oceánico del clima de esta parte del Parque de los Picos de Europa.
En el estudio de los macroinvertebrados se encontró una riqueza de 16 taxones, entre las que destacan la riqueza de diversidad de heterópteros (3 familias presentes), odonatos y efemerópteros con 2 familias de cada grupo.
Presenta presiones e impactos de la actividad humana de intensidad bajos, principalmente, un gran número de visitantes y la presencia de ganadería extensiva.