Según su localización con respecto a la biosfera (parte de la atmósfera donde se desarrolla la vida) y debido a sus propiedades, el O3 puede ser beneficioso (indirectamente en la alta atmósfera) por su papel protector frente a la radiación o peligroso (cuando en concentraciones elevadas se encuentra en contacto directo con los seres vivos en la baja troposfera). Es por ello que se ha venido considerando desde hace algunos años uno de los contaminantes más importantes, por su carácter altamente oxidante
En la baja atmósfera (troposfera), el O3 se produce como resultado de reacciones muy complejas entre óxidos de Nitrógeno emitidos por los automóviles y por la industria, y con vapores orgánicos volátiles procedentes tanto de la industria (gasolina, solventes y otros) como de la vegetación natural (isopreno, terpenos y otros). Todos estos componentes reciben el nombre genérico de precursores. Para la formación del O3 troposférico también suele requerirse la radiación solar visible. Por tanto la presencia del O3 además de constituir un problema en sí misma, debe considerarse como un indicador de otros problemas como son la existencia y deposición de Nitratos y ácido Nítrico
El O3, como oxidante, produce daños en la vegetación que inicialmente están relacionados con la capacidad antioxidante del citoplasma celular. En concentraciones no muy altas pero persistentes puede actuar como un agente debilitador o que predispone a ciertas enfermedades. Cuando sus concentraciones son muy altas sus efectos se pueden observar fácilmente por la aparición de síntomas visibles característicos, seguidos en general de una senescencia prematura en hojas jóvenes.
Para más información ver los informes de resultados en las parcelas de Nivel II.