Se han reproducido asexualmente con éxito 288 olmos, bien por estaquillado de raíz o por estaquillado aéreo, obteniéndose una propagación en número de estaquillas por genotipo del 38 y del 22 por ciento, respectivamente. En cerca del 50 por ciento de los genotipos no pudo usarse este tipo de propagación, ya fuera por su elevada edad o por una escasa disposición para el estaquillado. El injerto de yema proporciona una mejor respuesta, permitiendo reproducir la mayoría de los árboles en que se practica. El injerto se ha aplicado en 94 olmos, con una media del 50 por ciento de injertos prendidos. La puesta a punto de la micropropagación mediante cultivo in vitro a partir de hojas no presentó problemas. En los genotipos utilizados se consiguió enraizar el 45 por ciento de los explantos.
La recogida de sámaras en 343 olmos ha posibilitado obtener un total de 201 familias. La tercera parte de los olmos presentaron casi la totalidad de sus sámaras vanas, si bien las semillas embrionadas germinaron en un 90 por ciento. Este problema limita la conservación y mejora de los olmos ibéricos y de ahí que merezca una atención especial. Por ello se han realizado estudios para conocer mejor el comportamiento reproductor de U. minor.
Los olmos son especies con flores hermafroditas o monoicas por aborto, poco vistosas, agrupadas en glomérulos de entre 10 y 30 flores, y de polinización anemófila. La floración de las especies españolas se produce a fines de febrero y principios de marzo, existiendo una cierta variación en la fecha según ejemplares, localidades y años. El desarrollo de la sámara se prolonga durante unas siete u ocho semanas, diseminando a mediados de abril.
La abundancia de sámara vana en campo, que en muchos árboles llega a afectar al 100 % del fruto, ha sido señalado con cierta frecuencia (LAGUNA, 1883; CATALÁN, 1985). El origen de esta sámara vana parece ser múltiple. Por un lado, una gran parte de los individuos de olmo ibérico presentan partenocarpia, es decir, desarrollan el fruto aunque no se haya producido la fertilización del óvulo y el consiguiente desarrollo de la semilla. Además, el olmo ibérico no produce semilla en autopolinización. De esta forma, individuos que no reciban polen de otro árbol pueden producir, no obstante, el fruto, carente de semilla. Por otro lado, es frecuente la aparición de aborto de la semilla, que en determinados ejemplares puede afectar a la totalidad de los óvulos fecundados.
Otros factores que contribuyen a disminuir la capacidad de producción de semilla en el olmo son la presencia de malformaciones florales, y la degeneración del gineceo a los pocos días de su aparición.
Los problemas que presentan numerosos olmos en el desarrollo del gineceo y de la semilla hacen que su capacidad para actuar como progenitores femeninos se vea muy reducida o incluso desaparezca por completo. Por ello, y aunque Ulmus minor suele describirse como una especie monoica, a efectos prácticos el comportamiento de muchos ejemplares confiere a la especie la condición de androdioica, con pies funcionalmente masculinos junto a otros hermafroditas.