Antes de la llegada de los europeos en el s. XV la isla ya se encontraba habitada. Sus pobladores procedían del norte de África, presentando su cultura claras semejanzas con la de los pueblos bereberes.
Su economía se basaba en la ganadería y en la recolección de los productos que ofrecía la isla, y sólo residualmente se dedicaban a la agricultura. Habitaban en cuevas o en pequeñas cabañas, y utilizaban la madera y la piedra para la fabricación de utensilios así como el barro para la cerámica. Sobre sus creencias se sabe que rendían culto, entre otros, a las montañas. Ello se pone de manifiesto por ejemplo en el Alto de Garajonay, lugar que da nombre al Parque, donde fueron encontrados restos arqueológicos ligados a la celebración de sus rituales. La isla estaba dividida en cuatro cantones o bandos: Agana, Orone, Ipalan y Mulagua, ubicados en los cuatro grandes barrancos de la Gomera.
Con la llegada de los europeos en el primer tercio del siglo XV, La Gomera es motivo de rivalidad entre España y Portugal. Los bandos gomeros se alían con unos y con otros, hasta la definitiva renuncia de Portugal.
Al principio, la penetración de la cultura europea es pacífica y paulatina, hasta la llegada de Hernán Peraza "El Joven" como señor, que establece imposiciones tributarias y vasallaje, provocando la sublevación de los bandos que son derrotados. Tiempo después, Hernán Peraza establece un pacto de hermanamiento con el bando de Ipalán, que rompe al entablar relaciones con la princesa aborigen Iballa. Esta afrenta, una más, incita a los aborígenes a darle muerte. Como represalia, se produce una gran matanza siendo los gomeros capturados vendidos como esclavos, quedando la isla sometida por la fuerza.
Un episodio relevante de la historia de la Gomera es su relación con los viajes Colombinos. En agosto de 1.492, durante el viaje del descubrimiento de América, las carabelas la Santa María y la Pinta atracan en la Gomera para preparar la travesía. El 4 de septiembre se les une el propio almirante, a bordo de la Niña.
En 1.493, Colón vuelve a la isla al mando de diecisiete navíos, rumbo nuevamente a América. Aquí se suministra de animales vivos y vegetales comestibles sobre los que se basó la primera agricultura y ganadería en América.
Durante el siglo XVI, la isla es lugar de paso de navegantes y conquistadores, actividad que decae posteriormente, sumiéndose la Gomera en el aislamiento y el olvido, bajo un régimen feudal que dura hasta entrado el s. XIX.
En el pasado los montes que hoy se encuentran incluidos en el Parque Nacional de Garajonay jugaron un importantísimo papel en la economía de subsistencia isleña. Las maderas fueron aprovechadas para levantar casas y fabricar muebles, aperos de labranza, utensilios agrícolas, domésticos e incluso musicales. También se extraía leña y se hacía carbón. En el monte pastoreaban permanentemente rebaños de cabras y ovejas atendidos por pastores. Del monte también se obtenía forraje y rama picada para usarla como alimentación de los animales de corral y para la cama del ganado.
Durante el período condal, entre finales del S. XV y principios del XIX, la propiedad del monte estaba detentada por los Condes de la Gomera, que establecieron una estricta normativa de uso para la obtención de rentas y evitar la degradación del bosque.
Posteriormente, como consecuencia de la Constitución de 1.812, por la que se suprimieron las jurisdicciones feudales la propiedad fue transferida a los Municipios que continuaron una política conservacionista. En 1.879 se consolida administrativamente su conservación al ser incluidos los montes de la isla en el Catálogo Nacional de Montes de Utilidad Pública. En los años cuarenta se elimina el ganado del monte y a partir de la década de los cincuenta comienza a reducirse los aprovechamientos forestales por la generalización de los combustibles fósiles.
En los años setenta del pasado siglo se empiezan a oír voces reclamando la protección de los montes gomeros. El ICONA, organismo del Estado responsable por entonces de la conservación de la naturaleza inicia los trámites para la creación de un Parque Nacional, proceso que culmina en 1981 con la creación del Parque Nacional de Garajonay. Se inicia entonces un modelo de gestión donde la conservación de la naturaleza tiene máxima prioridad.
Toda esta trayectoria histórica ha permitido que los bosques gomeros hayan llegado a nuestros días en un estado próximo al natural con presencia de árboles viejos, lo que los distingue llamativamente de los restantes bosques de laurisilva del Archipiélago. Garajonay es uno de los bosques más naturales del Estado.