El abedul es una especie típica de bosque de óptimo eurosiberiano que se expandió hacia el sur al producirse, tras el Dryas reciente (hace 10.000 años), calentamiento de la Tierra, que motivó la coexistencia de especies eurosiberianas y mediterráneas en la Meseta Central, dando paso en el período comprendido entre el 4.000 y 2.000 años aC. a una época de ausencia de período seco estival, con una expansión marcada de la especie y de otros bosques caducifolios boreales de acebo, avellano y aliso.
El abedul se caracteriza por su corteza de color blanca muy llamativo, con lenticelas de color oscuro, alargadas y horizontales, distintivo que probablemente ha motivado la confusión local de llamar al abedul «choyo». Las hojas son péndulas, romboidales y finamente serradas.
Los bosquetes se presentan recluidos en arroyos serranos de curso permanente y, en un único caso, en un piedemonte en el macizo del Chorito, a poco más de 650 metros de altitud. Constituyen comunidades relictas, en las que el abedul aparece acompañado de muchas especies raras en el resto del Parque, como acebo, arraclán o biondo y diversas especies de helechos.
El abedul, especie de marcado carácter heliófilo, brota vigorosamente de cepa al producirse huecos en el bosque con la caída de los árboles. Este hecho es visible en el abedular de La Ventilla.
Una serie similar son las galerías laurófJas oretanas, constituidas por loro (Prunus lusitanica)
En algún caso (arroyo de la Cebea, en el macizo del chorito) aparece el acebo formando pequeños rodales -en su mayor parte sobre pedrizas- mezclado con madroños, quejigos, arraclanes, mostajos y rebollos, con un gran desarrollo asimismo de las parras sJvestres. Probablemente en estos lugares ha desaparecido previamente el abedul, mucho más exigente en humedad edáfica que el acebo y el resto de las especies del cortejo.