En España sólo nidifica en las sierras prepirenaicas y en los Pirineos, desde que desapareció la pareja que en el año 1.978 nidificaba en la Sierra de Cazorla. Desde entonces las cifras aquí, en la Cordillera Cantábrica y montes interiores corresponden a ejemplares aislados de jóvenes en dispersión o sin pareja. Antiguamente nidificaba en cualquier sierra con alguna cornisa, cueva o extraplomo donde construir su nido. Tiene más capacidad de vuelo que otros grandes buitres debido a su envergadura y poco peso que le permiten aprovecharse no sólo de las térmicas, sino también de débiles corrientes ascendentes de ladera. Así en España se le ha visto volar a más de 3000 metros de altura en sus desplazamientos por las zonas de montaña en busca de alimento. Aunque es capaz de subir mucho, también está capacitado para recorrer los bosques de montaña y cualquier otro terreno de sus dominios. Se considera que los huesos constituyen el 90% de su alimentación y por ello ante una carroña es un espectador, más que actor, que observa como los demás carroñeros le preparan su comida. Si los huesos son muy grandes y no puede tragarlos los romperá dejándolos caer desde el aire, en rompederos no muy lejos del nido. Construye nidos de 175 centímetros de diámetro y 80 centímetros de altura, interiormente tapizados de pelos y lanas, en número variable de 2 a 5 poco separados y que ocupan sucesivamente, seguramente para que se desparasiten los usados en años anteriores. Actualmente la población española si no crítica si es preocupante por sus escasos efectivos, aunque el interés de organismos estatales, asociaciones y algunos particulares han propiciado una situación de lenta recuperación.