Un centenar estudiantes, de los casi 600 que este año han realizado sus prácticas universitarias en municipios de menos de 5.000 habitantes gracias al Programa Campus Rural, impulsado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), han participado esta semana en las Jornadas de Encuentro con que la iniciativa se clausura cada año, celebradas en esta ocasión en el municipio de Jaca (Huesca).
En el encuentro, que se ha desarrollado a lo largo del martes 26 y miércoles 27 de noviembre, el alumnado de la tercera edición de Campus Rural ha podido compartir sus experiencias y conocer algunos de los proyectos impulsados por jóvenes en distintos puntos del territorio nacional, vinculados a la Red de Centros de Innovación Territorial (Red CIT), también impulsada por el MITECO.
“Cuando afrontamos el reto de poner en marcha una política de Estado contra la despoblación, nos dimos cuenta de que la clave estaba en la juventud, en si los jóvenes queríais volver, o no. Sabíamos que el medio rural necesitaba recuperar y retener el talento y, a partir de ahí, pusimos en marcha Campus Rural, un programa que nos ha permitido saber que sí, que los jóvenes queréis volver al medio rural. Después de las prácticas, muchos os habéis quedado, como Adrián, un estudiante que decidió continuar su experiencia de Campus Rural en un pueblo de 284 habitantes, donde trabaja diseñando drones, y otros preguntáis cómo hacer para poder volver”, ha subrayado en la inauguración de las Jornadas el secretario general para el Reto Demográfico, Paco Boya.
UN PROGRAMA EN CONSTANTE EVOLUCIÓN
Durante las jornadas, en que los participantes han asistido a diversas mesas redondas en las que se han abordado distintas iniciativas innovadoras que se han venido impulsando en los últimos años en la España rural, también han podido descubrir algunas de las novedades que el Programa Campus Rural recogerá en la próxima edición, que será ya la cuarta.
Hasta el momento, más de 1.500 estudiantes se han beneficiado de este programa, 581 solo en esta tercera edición, según el balance provisional. Realizadas en todo el territorio español, con presencia en 47 provincias de las 17 comunidades autónomas, estas prácticas son para los alumnos una experiencia “enriquecedora” e “inolvidable”, según sus propias palabras. La concienciación sobre el territorio y el aprendizaje vital que suponen, son también dos de las principales claves que han destacado.
Para próximas ediciones, además, se trabaja ya en la posibilidad de dar continuidad a las prácticas de Campus Rural, a través de una primera experiencia laboral vinculada a la Red CIT, lo que facilitaría la retención del talento joven y la fijación de población en el territorio de forma efectiva. Un inicio más temprano del programa y la mejora en la capacidad de comunicación y penetración en una mayor variedad de entidades públicas y privadas, son otras de las principales novedades en las que ya se trabaja de cara a la cuarta edición del programa.
“Queremos que ese talento joven regrese a los pueblos, por eso hemos puesto en marcha este programa, que nos ha permitido llevar a casi 1.500 universitarios al medio rural, con una experiencia enormemente satisfactoria. Muchos, además, acaban quedándose, y estamos diseñando una estrategia para que los que quieran emprender en ese entorno puedan hacerlo. Esto tiene mucho que ver con la necesidad de generar herramientas que, de alguna manera, sean capaces de empoderar estos territorios”, ha destacado Boya.
ATRAER Y RETENER EL TALENTO EN PEQUEÑOS MUNICIPIOS
Desplegado con el apoyo de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) y del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, el Programa Campus Rural, que ahora clausura su tercera edición, ya ha llevado a más de 1.500 estudiantes universitarios a realizar sus prácticas formativas en municipios de menos de 5.000 habitantes, acercándolos al territorio rural y favoreciendo el papel de la universidad en la dinamización social y económica de los municipios.
Esta iniciativa brinda a los estudiantes la posibilidad de realizar prácticas en administraciones, organizaciones, empresas e instituciones del entorno rural, generando una experiencia vital que trasciende el mero aprendizaje profesional y les ofrece la oportunidad de descubrir una forma de vida diferente y nuevas opciones de desarrollo personal, así como oportunidades profesionales tanto para ellos como para el territorio.
Los participantes, cuyas prácticas tienen una duración comprendida entre los dos y los cincos meses, cuentan con una prestación económica de 1.000 euros brutos mensuales.