Los testimonios más antiguos sobre la pesca en aguas de Cabrera provienen de los restos arqueológicos de Sa Platgeta. Se trata de unos depósitos rectangulares excavados en la roca inmediata al mar que se identifican como factoría de salazón de pescado. Estas factorías aparecen relacionadas, en otros puntos de la costa mediterránea, con la situación de las almadrabas utilizadas en la época romana. En esta zona se han localizado otros elementos relacionados con la pesca, como un peso de plomo de una red, que podría ser de la misma época. Todos los materiales parecen ser del siglo VI-VII.
Otros testimonios son el apresamiento de 22 pescadores con sus barcas por piratas berberiscos en Cabrera (siglo XVI) o los 17 prisioneros franceses que consiguieron escapar asaltando una barca de pescadores (principios del siglo XIX).
La actividad pesquera profesional en aguas de Cabrera experimentó un aumento importante durante la primera mitad de este siglo, consecuencia, en parte, del desarrollo de los puertos de pescadores próximos al Archipiélago, estimulados por el avance en las técnicas de pesca.
El Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Parque Nacional Marítimo Terrestre del Archipiélago de Cabrera establece una serie de reglas de obligado cumplimiento para la pesca artesanal tradicional de carácter profesional, única actividad extractiva permitida.
El Parque puede visitarse, sin más trámites, embarcándose en las golondrinas que parten de los puertos de la Colonia de Sant Jordi y de Porto Petro. Es recomendable reservar por adelantado.
Si pensamos hacer la visita en nuestra propia embarcación, es necesario disponer de una autorización expedida por la Administración del Parque. En la solicitud se hará constar nombre y datos de patrón y del armador, así como de la embarcación. Se incluirá una declaración de estar al corriente de los requisitos para el correcto uso de la embarcación.
Las autorizaciones que se conceden son de navegación (de hasta un año de duración, pero sin fondeo nocturno), de pernocta (se autoriza una sola noche en julio y agosto, dos en septiembre, y siete durante el resto del año) y de buceo con escafandra autónoma (hay que presentar el titulo de escafandrista de las personas que vayan a realizar las inmersiones. Las zonas autorizadas pueden variar de un año a otro). En caso de querer amarrar en el puerto de Cabrera, es necesario un permiso expedido por el Gobierno Militar.
El Parque concierta visitas con grupos de un máximo de 60 personas, ofreciendo gratuitamente un servicio de interpretación y apoyo a la educación ambiental.